China amenaza con ejecutar a los responsables de la violencia en Urumqi
Miles de soldados sellan Urumqi para evitar cualquier rebrote de violencia.- El presidente chino abandona el G-8 y regresa a su país
Tras el toque de queda anunciado ayer por el Gobierno chino, miles de soldados han blindado hoy la ciudad de Urumqi para intentar poner fin a la ola de violencia desatada desde el pasado domingo. Sin embargo, esto no ha impedido que continúe, según algunas denuncias, el linchamiento de uigures que comenzó ayer por el ataque que el domingo protagonizó un grupo de violentos de esta etnia de origen turcomano, en el que murieron 156 personas y un millar resultaron heridas. La situación de violencia, al parecer incontrolable, ha llevado a las autoridades de la provincia china de Xinjiang a amenazar con la pena de muerte a los responsables.
El jefe del Partido Comunista (PCCh) en Xinjiang, Li Zhi, ha asegurado hoy que los responsables de las protestas del domingo, que se cuentan en más de 1.400 detenidos, afrontarán penas de distinto grado, sin descartar las ejecuciones.
Las Fuerzas Armadas patrullan desde anoche por las calles con vehículos blindados mientras helicópteros del Ejército de Liberación Popular chino (ELP) sobrevuelan la ciudad asolada, que parece fantasma, sin tráfico y con los comercios cerrados, que ayer aparecieron con cristales rotos e instalaciones destrozadas, informa José Reinoso.
Cargados con armas semiautomáticas, cascos y escudos, los militares se han adueñado de las calles con el objetivo de reforzar la seguridad y reprimir cualquier rebrote de protesta. Miles de soldados han sellado el centro de la ciudad y durante las 11 horas de prohibición de civiles en las calles (de 21.00 a 8.00), las patrullas en formación han recorrido sus calles con marchas militares. Una estampa más propia de una ley marcial que de un toque de queda.
El domingo, la tensión étnica que se vive desde hace décadas en Xinjiang, cuna de la minoría musulmana uigur, estalló en la capital regional. Los incidentes se desataron cuando miles de manifestantes pedían que se investigase un enfrentamiento entre uigures y hanes (etnia mayoritaria en China) que se produjo el mes pasado en una fábrica en Shaoguan, provincia sureña de Guangdong, en el que murieron dos miembros de la minoría musulmana.
Muchos uigures sienten gran resentimiento contra el Gobierno de Pekín porque consideran que no respeta su libertad religiosa, les discrimina y ha inundado la región de chinos han, que controlan la economía. En Xinjiang, que tiene una superficie 3,2 veces la de España, viven 8,3 millones uigures sobre una población total de 20 millones. Desde el domingo, los uigures aseguran que la represión es especialmente dura contra sus mujeres.
Hu Jintao regresa a China
Ante esta situación, el presidente chino, Hu Jintao , ha cancelado su participación en la cumbre del G-8 -que comienza hoy en la ciudad italiana de L'Aquila- y ha decidido volver a China, según informa la agencia italiana Ansa, que cita fuentes oficiales chinas de la embajada en Roma. La información también ha sido confirmada por la agencia china Xinhua. El mandatario vuelve "debido a asuntos internos y por la situación en Xinjiang", según las fuentes oficiales.
Hu, que llegó a Italia el domingo y visitó ayer Florencia, tenía previsto participar en la cumbre que reúne a los ocho países más ricos de la tierra, a la que se sumarán esta vez el G-5 (las economías emergentes) y Egipto, además de una quincena de países invitados, entre ellos España. Según Ansa, una delegación de diplomáticos chinos sí seguirá las conversaciones pese a la marcha del presidente.
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