Los ministros de la UE aplazan el debate sobre las sanciones a Cuba
Los titulares de Exteriores se centran en el 'no' irlandés al Tratado de Lisboa y dejan la decisión para el Consejo Europeo de finales de semana
El 'no' irlandés al Tratado de Lisboa ha podido con las relaciones de la UE con Cuba. Los ministros de Exteriores de los 27, reunidos hoy en Luxemburgo, han decidido aplazar el debate que tenían previsto sobre el levantamiento de las sanciones sobre el régimen cubano y dejar el asunto para el Consejo Europeo que reunirá los próximos jueves y viernes en Bruselas a los jefes de Estado y de Gobierno.
El Consejo de Ministros de Asuntos Generales y Exteriores tenía previsto decidir hoy sobre el rumbo de las relaciones con Cuba y el responsable de la Política Exterior de la UE, Javier Solana, se había mostrado optimista a su llegada: "Todo apunta a que habrá acuerdo" para eliminar las sanciones, ha dicho Solana, confiado en que quedarían superadas las reticencias de la República Checa y de Suecia, que aún desconfían del régimen, ahora dirigido por Raúl Castro tras la retirada de su hermano Fidel.
Sin embargo, poco después de comenzar, los ministros han decidido posponer este punto del orden del día hasta la Cumbre de líderes del jueves, durante la cual los titulares de Exteriores se reunirán en una cena. Los ministros han decidido dejar el asunto cubano para más adelante en vista de la larga discusión que se espera tras el 'no' irlandés en el referéndum sobre el Tratado de Lisboa.
Las sanciones, de carácter diplomático sobre todo, fueron impuestas a La Habana en 2003 tras el encarcelamiento de 75 disidentes. Aunque se encuentran congeladas desde 2005, la UE entiende que el levantamiento es esencial para retomar unas relaciones plenas. El ministro español de Exteriores, Miguel Ángel Moratinos encabeza el grupo de países partidarios de eliminar las sanciones y la inmensa mayoría de los miembros, salvo Suecia y la República Checa, están a favor de suspenderlas, ya que, entienden, "las cosas se están moviendo" en la isla tras la renuncia de Fidel Castro.
Las sanciones limitan las visitas gubernamentales de alto nivel, reducen la importancia de la participación de los países de la UE en las manifestaciones culturales y estrechan lazos con la oposición cubana.
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