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Entrevista:PHIL MANZANERA | Guitarrista, actúa en el Sónar

"La vida real se impuso al éxito de Roxy Music"

Daniel Verdú

Solo sabremos por qué han vuelto realmente cuando suban al escenario. Hasta ese momento les acompañará esa sospecha que viaja con las viejas glorias que salen de gira. Pero da igual. Más allá de ese dilema entre la pasión y la recaudación, Roxy Music se ha ganado después de 40 años y continuas entradas y salidas del estudio ser cabeza de cartel del Sónar (actúan en Barcelona este sábado), el festival de música electrónica y "avanzada" más importante de Europa, gracias a un sonido del que son grandes deudores algunos de sus compañeros de programa como LCD Soundsystem o Hot Chip.

De aquella formación original, la ausencia más destacada es la de Brian Eno. Pero estarán Bryan Ferry, Andy Mackay y Phil Manzanera (Londres, 1951), el virtuoso guitarrista y productor que atendió hace unos días a EL PAÍS desde su casa en Londres.

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Pregunta. ¿Por qué vuelven?

Respuesta. Cada semana entro en un local y está sonando un tema de Roxy, casi siempre son singles, solo tres o cuatro canciones. Pero hemos grabado 80. Así que pensamos que o salíamos a tocar esas canciones que no suenan, o nunca volverían a sonar.

P. ¿Y qué pasa con ese disco que empezaron a grabar?

R. Está terminado. Pero tendremos que revisarlo. Somos una banda disfuncional. No tenemos plan.

P. Esta gira calienta motores para su 40º aniversario...

R. Vamos a ver si queda motor para calentar [se ríe]. Si estamos a gusto, nadie nos puede decir lo que tenemos que hacer.

P. ¿Qué relación tiene con Bryan Ferry a estas alturas?

R. Vivimos a 10 minutos en el campo. Pasamos el día de Navidad juntos y de vez en cuando quedamos para tomar una copa en el pub.

P. ¿Por qué se marchó Brian Eno de la banda?

R. Él no es una persona que quiera estar en un conjunto. No quiere hacer dos veces lo mismo, y lo ha mantenido toda la carrera. No le gusta tocar en directo.

P. ¿Se llevaba mal con Ferry?

R. En su momento no estaba contento. Pero eso se ha resuelto y han vuelto a trabajar juntos. A lo mejor era un poco lucha de egos. Cuando eres joven hay una carrera para ir hacia delante. Pero con madurez, uno entiende las cosas.

P. ¿Se le quedó alguna espina clavada de la época?

R. Nunca tuvimos un exitazo en EE UU. Nos faltaron dos años. Él se casó, empezamos a tener niños, y la vida real se impuso. Así somos.

P. Colabora a menudo con Robert Wyatt, otro grande...

R. Sí. Y está a punto de sacar un disco divino. Es un álbum de cuerdas, con un saxo... Es algo muy distinto a lo que ha hecho. Es lo más bello del mundo.

P. También produce a muchas bandas. ¿Cómo se metió con Héroes del Silencio?

R. Un conocido me llevó a ver un concierto suyo. Miré al público y a ellos y dije: 'Hay una resonancia, suenan bien y fuerte'. Pero escuché el disco y no era lo mismo. Así que mi trabajo fue capturar lo que hacían en directo, pero en el estudio. Utilizamos equipo viejo y tocaron en directo. Me llevé a un ingeniero inglés que grabó a Police y conseguimos capturar su sonido. Me encantó. A partir de entonces empecé con otros españoles.

P. ¿Como Mónica Naranjo?

R. Sí. Vino a Londres. Oí su voz y me pareció un instrumento increíble.

P. ¿Y qué tal fue con Antonio Vega?

R. Estaba todo el tiempo colgado. La discográfica me dijo que grabara todo lo que hiciera porque no sabían cuánto duraría. Me quedé alucinado. Estaba despierto como una hora al día en el estudio. Un día entró mientras sonaba un tema y me preguntó qué era. Le dije que era su canción, pero él no recordaba haberla escrito. Tratamos de ayudarle, pero no tuvimos muchos resultados. Era una persona con tanto talento...

P. En 2004 pidió la mano a su mujer en el transcurso de un concierto de Quimi Portet en Barcelona. ¿Piensa repetir algo así en Sónar?

R. Quimi es tan divertido... es como un hermano, aunque no entiendo nada de lo que canta en catalán. Ella no sabía nada, Quimi paró el show y yo le pedí a Claire si quería casarse conmigo. Suerte que no dijo que no.

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Sobre la firma

Daniel Verdú
Nació en Barcelona pero aprendió el oficio en la sección de Madrid de EL PAÍS. Pasó por Cultura y Reportajes, cubrió atentados islamistas en Francia y la catástrofe de Fukushima. Fue corresponsal siete años en Italia y el Vaticano, donde vio caer cinco gobiernos y convivir a dos papas. Corresponsal en París. Los martes firma una columna en Deportes

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