Una vida nueva para la Laboral

A las doce del mediodía, en el enorme patio de la antigua Universidad Laboral de Gijón, el artista galés Cai Tomos comienza a hacer gimnasia bajo una lluvia torrencial ante la mirada atónita de unos cien visitantes. Esta es la primera de las performances que componen el proyecto En Residencia, que se puede ver hasta el domingo en Laboral Ciudad de la Cultura. Su comisario, Marc Rees, también galés, recibió un encargo privilegiado: la realización de un proyecto artístico vinculado al espacio sin más condiciones.

Teniendo en cuenta que el espacio en cuestión es la construcción civil más grande del franquismo, cerrada durante años al público y que alberga un ingente archivo de vídeos fotografías y objetos de la época, Rees decidió compartir el encargo. Asignó diferentes estancias a artistas galeses y asturianos. "Quería mezclar a creadores que no estuvieran vinculados a la carga histórica del lugar con otros que incluso han estudiado aquí", explica Rees.

La iglesia, la residencia de estudiantes y las clases llevan tres semanas tomadas por performers y abiertas al público desde el pasado día 3. En Residencia es parte de S.P.A.C.E. UK(Showcase Performance in Alternative Creative Enviroments), un proyecto conjunto del British Council y el teatro de la Laboral que pretende servir como escaparate de las propuestas más vanguardistas de los artistas de performance ingleses y galeses. "Quisimos hacer algo en relación al edificio por lo que significa, y los creadores británicos tienen mucha experiencia en el uso de espacios públicos para las artes escénicas", explica Mateo Feijoo, director artístico del teatro.

"Soy una persona incapaz de recordar sus múltiples fracasos personales, por lo tanto estoy condenada a repetirlos una y otra vez". Una joven, con el pelo tapándole la cara, repite insistentemente frases de desaliento como esta a otra, vestida igual que ella. Ésta las reproduce como una lección al estilo del macabro dicho: la letra con sangre entra. Montse Penela y Mónica García, dos de las participantes asturianas, desarrollan esta acción en un aula con las sillas desparramadas. "En un espacio como éste todo resulta evocativo", dice Marc Rees, en el interior de la iglesia en la que su colaborador, Benedict Anderson, ha colocado todos los bancos en posición vertical formando un bosque surrealista bajo la cúpula de más de quince metros.

El galés no repara en un evocativo "¡si Franco levantara la cabeza!" de una de las visitantes pronunciado con más sarcasmo que preocupación. Cada sala y cada pasillo alberga escenas oníricas e inquietantes que parecen sacadas de una película de Buñuel. En uno de los despachos que usaban los profesores de la universidad, Orson San Pedro ofrece consejo espiritual vestido de sacerdote y con la mesa repleta de toda clase de drogas. En un dormitorio de estudiantes, Richard Morgan da vueltas en bicicleta rodeado de bolsas de deporte de la época. "Cada cual dialoga con el edificio a su manera, pero al ver las acciones reparo en que todos están contando la misma historia".

Para Rees lo más llamativo es la coherencia que hay entre los proyectos sin que se hayan impuesto directrices iniciales. Vídeos de Franco, sotanas, libros de formación del espíritu nacional. El tema de la memoria histórica abordado desde las perspectivas más variopintas sobrevuela todo el espacio.

A pesar de su enorme tamaño, En Residencia es sólo una parte de S.P.A.C.E UK, la que ha movido más público. "Hemos tenido que aumentar el aforo dos veces. De hacer grupos de 90 personas a casi 200", dice Mateo Feijoo, que fue quien propuso el proyecto a Rees. El resto de las 19 performances y propuestas escénicas han convocado a 70 programadores de teatro de 11 países y también están abiertas al público. "El British Council ha hecho showcases en otros países, pero ésta es la primera vez que se hace en España para toda Europa". Feijoo también destaca que las residencias son la mejor manera de crear redes entre artistas y más cuando el espacio que ocupan está tan cargado de significado.