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Crítica:CINE
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

El texto intocable

Crónica de una muerte anunciada no es una buena película porque todo el trabajo del cineasta y el productor parece haberse detenido el mismo día en que se inició el rodaje. Contar con una novela de éxito como soporte, con un reparto de grandes nombres internacionales y con la posibilidad de rodar en la propia Colombia eran los objetivos prefijados antes de decir motor por primera vez. Satisfechos éstos, el rodaje se diría convertido en mero trámite, estricta ilustración de las palabras e imágenes de García Márquez. Por ejemplo, el sueño de Santiago Nasar, en la primera página de la novela, ocupa unas pocas líneas pero en el filme Rosi nos muestra, en una larga secuencia, a un inmaculado Anthony Delon corriendo en cámara lenta bajo una llovizna tierna que se revelará cagada de pájaros. La identidad entre el texto literario y el texto cinematográfico es superficial, prosaica premonición de desgracia en su caso, amenaza farragosamente simbólica en el otro. Siendo lo mismo, libro y novela poco tienen que ver. La Colombia literaria del escritor posee una credibilidad artística de la que está falta la real Colombia fotografiada por De Santis, que se nos antoja salida de algún catálogo para turistas. Y de ese tópico a igualar la crónica colombiana con la tragedia griega o con un drama siciliano hay sólo un paso que Rosi da sin preocuparse por el esfuerzo verista de la localización. Entre Crónica de una muerte anunciada y el cine-encuesta de Salvatore Giuliano la única diferencia es de pertinencia, y es a partir de ahí que se viene abajo todo el edificio.Si Sicilia no es Colombia, tampoco Ornella Muti puede simular una edad que no tiene -su maquillaje de vieja es risible- ni Rupert Everett integrarse a una ficción para la que es un fantasma. Incluso un director de fotografía como Pasqualino de Santis se ve afectado por el cambio de latitud y su trabajo es desigual, increíble en un profesional de su prestigio. Todos, desde el director hasta el último figurante, tanto la gente de la parte técnica como los incluidos en el apartado artístico, se comportan como los personajes de la novela, que no intervienen, que dejan para los demás la responsabilidad de avisar a Santiago Nasar -un Anthony DeIon que, sorprendentemente, es quien mejor librado sale del desaguisado- del peligro que corre, de que le buscan para matarle. Todos ellos han dejado que la película naufragara, nadie se ha dicho "estamos yendo en dirección equivocada" y nadie, ni el director ni el productor, han querido cargar sobre sus espaldas el peso de la obra". El resultado es una película en la que sale mucha gente pero que no la ha hecho nadie, un tropiezo en la carrera de Rosi, que con sus altibajos siempre ha mantenido un buen nivel, excepto, y baste con recordar El momento de la verdad o Carmen, cuando ha querido hablar de problemas y países que no son los que él conoce y vive. El humor presente en la novela aquí, en el filme, se ha esfumado, la mezcla de fatalismo y vulgaridad se ha convertido en una envarada predestinación trágica a la que le sienta mal el clima de los trópicos.

Crónica de una muerte anunciada

Director: Francesco Rosi. Intérpretes: Ornella Muti, Rupert Everett, Anthony Delon, Gian Maria Volonte, Irene Papas, Sergi Mateu, Alain Cuny, Lucía Bosé. Guión: Tonino Guerra y F. Rosi. Productor: Francis von Buren. Fotografía: Pasqualino de Santis. Música: Piero Piccioni. Basada en la novela homónima de Gabriel García Márquez. Franco-italiana, 1987. Estreno en cines Paz, Madrid 4, Carlton y La Vaguada 2.

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