Dos de romanos
Simon Scarrow y Santiago Posteguillo conversan de legiones y de novela histórica en Barcelona
Sin hacer la tortuga (testudo), pero flanqueados por un curtido centurión -sin duda un primus pilus- y un legionario algo bisoño (¡a ver si sacamos brillo a esa loriga segmentata muchacho! ), los dos grandes actuales de la novela de romanos, el británico Simon Scarrow y el español Santiago Posteguillo, se reunieron ayer tarde en la Fnac Triangle de Barcelona y hablaron de Roma, claro, pero también del estado del género de la narrativa histórica y, lo que podría parecer más curioso, de Napoleón. El caso es que la oportunidad de tan histórico -y valga la palabra- encuentro, lo brindaba la publicación de Campos de muerte (Edhasa), el cuarto título de la serie Napoleón vs. Wellington de Scarrow, que cierra la tetralogía novelada sobre la vida de los dos personajes y en la que el autor, emulando a Plutarco, narra en paralelo las vicisitudes y batallas de ambos comandantes.
Mientras el impasible centurión, que lucía un torques arrebatado a algún masacrado celta y dijo luego llamarse Bellator (!), estudiaba al numeroso público dispuesto a desenvainar el gladio a la primera (procul est profani!), y el editor Daniel Fernández ejercía de cohorte auxiliar, Posteguillo, flamante autor de Los asesinos del emperador (Planeta) se arrancó con una cita de Tertuliano para luego destacar lo bien que narra las batallas Scarrow. "He aprendido mucho de él", dijo y se confesó gran lector del británico. No solo de su estupenda serie de Marco y Cato -a los que sin duda aludían los dos milites presentes-, sino de las novelas napoleónicas. Consideró que Campos de muerte es una novela que puede leerse independientemente de las otras y animó a hacerlo tras bromear con el volumen del libro, que haría, como los del propio Posteguillo, excelente munición para catapultas.
Señaló de la novela -"sobresaliente y conmovedora"- la impresionante descripción de los campos de batalla de toda Europa y la forma en que Scarrow no solo explica la vida pública de los protagonistas sino que nos introduce en su intimidad. Napoleón y Wellington, vamos, como no nos los habían mostrado nunca. Más allá de su maestría entre la sangre y el estrépito, reflexionó Posteguillo, "Scarrow se hace grande al hablar de la naturaleza humana", tanto da, añadió, "que escriba de hace dos siglos o hace 1.900 años". Apuntó que Campos de muerte es muy interesante para el lector español porque complementa nuestra mirada sobre la guerra de la Independencia, a menudo algo reduccionista. "Entiendes que España era solo una casilla en esa partida terrible que comprendía toda Europa y parte del resto del mundo".
Scarrow consideró que en España la novela histórica es más valorada que en el Reino Unido. Dijo que Campos de muerte es el libro del que está más orgulloso de la serie y que cree que ha conseguido explicar en él porqué Napoleón perdió. Para el escritor no hay duda de que fue porque no supo entender y afrontar la doble guerra a la que se le sometió en España, en formato convencional y de guerrillas. Demostró que como la mayoría de los británicos no le han perdonado a Boney el reto que les hizo y lo consideran comparable a Hitler.
Pero la gente quería sangre antigua. Teníamos a los dos grandes de la novela de romanos, hic et nunc. Así que había que aprovechar la ocasión. ¿Quiénes eran peores enemigos para los romanos, los britanos o los hispanos?, se les preguntó con mucha intención. Para Posteguillo, igual, "pero ellos", dijo señalando a Scarrow le han sacado más provecho literario a sus guerras, más jugo". Y añadió con saña de picto o cántabro: "En los dos lados les dimos". Recordó que los romanos tardaron dos siglos en conquistar Hispania, y que tanto britanos como hispanos "teníamos nuestra parte arisca". Sea como fuera, "las dificultades que les presentamos a los romanos los hicieron más grandes". Scarrow también consideró que se puede hablar de tablas. En todo caso, apuntó, "no sabría decir si por su lado a Hispania le han hecho más daño los soldados romanos, los franceses o las legiones de banqueros". Fernández trajo a colación a la reina Buodica. Scarrow aprovechó para matizar que la resistencia británica a Roma siempre se ha exagerado y expresar su estupefacción por el hecho de que la reina de los icenos, que, recalcó, masacró salvajemente a la población de Londinium (Londres), disponga hoy de una estatua muy chula a bordo de su carro de combate y esgrimiendo la lanza en medio de la capital británica. "Es como si Bin Laden tuviera un monumento en pleno Nueva York".
En cuanto a la novela histórica, ambos escritores señalaron la importancia del género para no olvidar el pasado y contribuir a paliar las actuales deficiencias de la enseñanza en el campo de la historia. "Cuando viajo con mis hijos me dicen que no quieren ver más piedras viejas y yo les digo que son elementos de nuestra propia vida, aparte de la forma en que su padre se gana el sueldo", dijo Scarrow. La última novela de romanos del autor británico, de la serie de Quinto Licinio Cato, Pretoriano, acaba de aparecer en inglés y se publicará en España en octubre. Antes llegará a nuestras librerías la previa, La legión, en marzo.
Mientras Posteguillo y Scarrow firmaban ejemplares de sus libros, el centurión y el legionario rompieron filas. Fue posible saber entonces que el veterano es en realidad sargento primero de caballería en el cuartel del Bruc. "Estoy acostumbrado a las guardias", reveló. Así cualquiera.
Babelia
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