"Si lo que quiero es ganar dinero, estoy en el negocio equivocado"
Casi tres décadas separan al actual Steven Spielberg (Cincinnati, 1946) del que revolucionó Hollywood con el estreno de En busca del arca perdida. Y cerca de 20 años desde que se despidió de Indiana Jones. Desde entonces constantemente ha oído eso de ¿para cuándo otro Indiana? Finalmente, la respuesta llega mañana con la proyección en Cannes de Indiana Jones y el reino de la calavera de cristal. El resto de los espectadores tendrán que esperar hasta el jueves.
Pregunta. ¿Por qué ahora, después de tantos años?
Respuesta. En 1994, cuando La lista de Schindler ganó el Oscar a la mejor película, Harrison Ford me entregó la estatuilla y me preguntó: "¿Cuándo hacemos otro Indiana? Yo estoy listo". Eso fue cinco años después de La última cruzada. Le respondí que llamara a George y una semana más tarde Lucas me confirmó que Harrison iba en serio. Vamos, que todo este proceso de 14 años empezó por Harrison.
"Tenemos un guión que hasta Indiana Jones se quita el sombrero"
"No fui un 'hippy', así que soy más objetivo que el resto de mi generación"
P. ¿Tanto costó la historia?
R. Lo único que me anima a hacer otra película es una buena historia. Y aquí tenía que recapturar la magia que logramos en las tres primeras. No se trata de mejorar la serie, sino de devolverle la vida. Gracias a David Koepp tenemos un guión que hasta Indiana Jones se quita el sombrero. Aunque hubo momentos en los que pensé que nunca nos pondríamos de acuerdo. Y no habría pasado nada. George y yo somos amigos desde que nos conocimos en 1967, llevamos 41 años peleándonos como hermanos.
P. ¿Y con Harrison Ford? ¿Ha cambiado la relación?
R. Por de pronto, Harrison se mantiene en una forma envidiable. A su lado soy un alfeñique que traga el polvo que deja. Aquí también hizo todas sus secuencias de acción; sin embargo, su mejor aportación es su sabiduría. Harrison ha crecido, y lo mismo que su personaje, también comete errores y sale herido. A cambio, los dos son más sabios. Además, desde 1989 Harrison ha hecho muchos filmes serios. Ésta es la primera vez que vuelve a ser divertido, que se ríe de sí mismo. Yo, eso, lo he echado de menos.
P. ¿Por qué llevar la trama a los años cincuenta? ¿Nostalgia?
R. Harrison ya no tiene el mismo aspecto de hace 20 años, así que hicimos cuentas con su edad, le quitamos unos años por buen comportamiento y centramos la acción en 1957. Estamos en la guerra fría. Pero también es el Estados Unidos de los baby-boomers, de las chicas con coleta y de la música de Elvis.
P. Retorna a un mundo que creó en 1981, antes de que existieran las pantallas verdes, el montaje digital y los grandes efectos por ordenador. ¿Tanto ha cambiado Hollywood?
R. No tanto. Quizá en la forma en la que se ruedan las películas, en el debate entre hacerlo en película o digital, o las formas de exhibición del futuro. Pero sigue primando la pregunta más importante: ¿cuál es la historia?
P. Entonces, ¿cuál es la historia? ¿A qué viene tanto secreto?
R. Es que los seguidores de Indiana prefieren no saber detalles. Tomamos precauciones similares a las del Proyecto Manhattan. No le dimos el guión ni al equipo técnico. Tenían que leerlo en la habitación contigua a mi despacho. Ni a los agentes o a los actores. A los protagonistas les enviamos el libreto para que lo leyeran mientras un mensajero esperaba en su puerta para devolverlo en cuanto acabaran. Aun así, nos robaron 4.000 fotografías que hubieran desvelado la trama. Cuando el culpable contactó con una web, ésta no quiso tamaña responsabilidad y avisó al FBI. El responsable está ahora en la cárcel. Yo soy blando, pero con George no se juega.
P. ¿Cómo fue su relación con Lucas durante el rodaje?
R. George tuvo mucho que decir a la hora de elegir la historia. Es bueno en eso. Sin embargo, una vez que comienza el rodaje se retira. En las anteriores vino al rodaje unas tres o cuatro veces; y en ésta fueron seis o siete en 80 días de filmación. No está mal. Por cortesía, le invito a uno de los primeros montajes y le dejo hacer comentarios, aunque no siempre los acepto. Ése es nuestro acuerdo y no se queja.
P. La saga de Indiana Jones logró recaudar 1.000 millones de euros y una larga lista de imitadores. Por eso, muchos le culpan a usted y a Lucas de haber acabado con el cine de autor de los setenta al abrir la puerta a un cine de palomitas.
R. [Se ríe]. No despreciaría a estas películas. Mientras haya sitio para todo tipo de cine, no veo ningún problema. Hay que acostumbrarse a hablar de un género, el de superhéroes, que en ocasiones hace malas películas y en otras muy buenas.
P. Sus próximos títulos no tiran por esos derroteros...
R. Tintín también es un héroe a su manera. Me interesé por sus tebeos porque en las revistas Time y Newsweek compararon En busca del arca perdida con la obra de Hergé. Luego me costó muchos años contar con un guión. Hoy estamos listos, en asociación con Peter Jackson, para rodar una trilogía. Yo dirigiré la primera; él, la segunda, y la tercera será una codirección. La técnica será la misma, el motion capture [animación basada en la captura de movimientos de los actores] tipo Beowulf.
P. Sus otros proyectos son más históricos, como The trial of the Chicago 7 y Lincoln. ¿Vuelve el Spielberg serio?
R. La biografía de Abraham Lincoln me ha fascinado toda mi vida y espero rodar esa película a finales de 2009. Y con la historia de los siete de Chicago [los manifestantes enjuiciados tras ser detenidos durante las protestas en contra de la guerra de Vietnam en la Convención Demócrata de 1968]... No fui hippy y nunca me drogué, así que puedo ser más objetivo que el resto de mi generación. Y quiero mostrárselo a los estudiantes actuales, que se han dejado llevar por la apatía, que no son tan beligerantes, que no hablan de la guerra de Irak. Pero no quiero hablar de política. Prefiero celebrar la llegada de Indiana Jones.
P. Ha aceptado no cobrar hasta que el estudio recupere su inversión en este Indiana Jones.
R. Si lo que quiero es ganar dinero, estoy en el negocio equivocado. Ahora la industria del videojuego es mucho más lucrativa. Hacer cine es complicado, aunque también tiene grandes recompensas. Y a mí me gusta el cine. Así que no tengo quejas.
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