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Un objetivo nuevo para captar las estrellas

La NASA hace públicas las primeras imágenes tomadas por las nuevas cámaras del 'Hubble' que captan una impresionante galería de objetos astronómicos

El pasado mes de mayo los siete astronautas del transbordador espacial Atlantis repararon por última vez el telescopio espacial Hubble, el cual lleva ya 19 años en el espacio. La quinta misión de servicio del Hubble (las cuatro anteriores tuvieron lugar en 1993, 1997, 1999 y 2002) tuvo una historia complicada. Tras el accidente del Columbia en 2003, el entonces director de la NASA, Sean O'Keefe, canceló el vuelo del transbordador por supuestos motivos de seguridad: la órbita del Hubble impide que en caso de emergencia los astronautas se puedan refugiar en la estación espacial internacional una vez en el espacio. La decisión de O'Keefe produjo un gran revuelo en Estados Unidos, donde hasta grupos de niños en las escuelas se organizaron para enviar dinero a la NASA para que repararan el Hubble. La agencia espacial estadounidense decidió entonces estudiar la posibilidad de mandar un robot para hacer el trabajo pero esa opción acabó siendo descartada por su dificultad técnica. Un informe demoledor de la Academia de Ciencias Estadounidense en favor de la reparación del Hubble por astronautas acabó siendo determinante en la decisión de O'Keefe de dimitir como administrador de la NASA en diciembre de 2004. Una de las primeras acciones de su sustituto, Michael Griffin, fue anunciar la reinstauración de la misión de servicio, que por fin tuvo lugar cuatro años más tarde.

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¿Por qué se siguen mandando astronautas al Hubble? Existen tres motivos principales: Reparar componentes estropeados, instalar instrumentos que introduzcan nuevas capacidades o mejoren las anteriores y elevar la órbita del telescopio. En cuanto al primero, el espacio es un entorno hostil para los equipos electrónicos y eso hace que al cabo de los años dejen de funcionar. El segundo motivo es fácil de entender para cualquiera que haya seguido la evolución de la fotografía en los últimos veinte años. La tecnología (tanto la comercial como la utilizada en investigación) ha evolucionado tan rápidamente que los detectores actuales son mucho más sensibles y versátiles que los de entonces. Finalmente, aunque el Hubble se encuentre en el espacio, está lo suficientemente cerca de la Tierra como para que los pocos átomos de la atmósfera exterior que se encuentra en su camino le frenen lentamente en cada órbita. Si el transbordador no se acoplara al telescopio y encendiera sus motores para elevar su órbita cada pocos años, el Hubble acabaría cayendo a tierra.

Así pues, la tarea de los astronautas no es muy diferente a la de un mecánico que nos asiste cuando el coche nos deja tirado en la carretera: le cambia una bujía al coche, instala una rueda nueva del último modelo y nos pega un empujoncito para que el coche arranque de nuevo. Por supuesto, en el caso del Hubble hablamos de mecánicos que se juegan la vida y que usan alta tecnología. En la última misión de servicio se utilizó un destornillador capaz de extraer 111 tornillos de manera simultánea, fue la primera vez que se usó el microblog Twitter desde el espacio y se llevó una cámara IMAX 3D para filmar los paseos espaciales: permanezcan atentos a sus pantallas.

Tras cuatro meses de espera, la NASA y la ESA acaban de hacer públicos los primeros datos tomados con los nuevos instrumentos y con los viejos que han sido reparados en la misión de servicio. Aunque en el mes de Julio ya se hizo pública, antes del tiempo previsto, una imagen del efecto del impacto de un cometa en Júpiter.

La nueva cámara, la WFC3, ha sustituido a la venerable WFPC2 y ha comenzado su tarea mandando unas preciosas imágenes de un chorro estelar doble producido por una estrella recién nacida, un colorido cúmulo de estrellas viejas, una nebulosa producida en las últimas etapas de una estrella moribunda, un quinteto de galaxias, una galaxia con un agujero negro supermasivo en su centro y los efectos de un choque entre un objeto menor y un planeta: todo un zoológico de objetos astronómicos. La cámara instalada en la anterior misión de servicio y reparada en ésta, la ACS, también nos ha obsequiado con un bonito espectáculo en la forma de lentes gravitatorias, el resultado de la influencia de billones de masas solares que son capaces de torcer la trayectoria de los fotones a lo largo de millones de años-luz.

Una imagen vale más que mil palabras y los astrónomos solemos decir que un espectro vale más que mil imágenes. La razón es que al descomponer la luz en sus distintos colores o longitudes de onda podemos obtener información sobre la composición o la velocidad de los objetos astronómicos. En la última misión de servicio se instaló un nuevo espectrógrafo, el COS, y se reparó otro que estaba estropeado, el STIS. Entre ambos se ha obtenido información sobre la composición de un remanente de una supernova que explotó hace 3.000 años, se han identificado nubes de gas en el camino que ha recorrido durante 7.800 millones de años la luz de un quásar distante, se han apreciado cambios en el gas expulsado por un agujero negro supermasivo y se ha seguido estudiando el gas alrededor de Eta Carinae, una de las estrellas más masivas de la Vía Láctea.

Así pues, el Hubble, un veterano telescopio lanzado al espacio hace ya 19 años, ha experimentado un considerable rejuvenecimiento y promete seguir sorprendiéndonos en el futuro. No obstante, dado que no hay planes para más misiones de servicio, lo lógico es pensar que de aquí a unos cinco años deje de funcionar o lo siga haciendo de manera limitada. No se preocupe el lector, ya que su sucesor está siendo construido y España está jugando un papel importante en él. Se llamará World Space observatory y está siendo fabricado en Rusia con la colaboración de Alemania, China y nuestro país. En concreto, España aportará el control de la misión desde tierra y construirá el instrumento con las cámaras. Ese instrumento se llamará ISSIS y promete ser un digno sucesor de la WFPC2, la ACS y la WFC3.

Jesús Maíz Apellániz es científico del Instituto de Astrofísica de Andalucía-CSIC

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