Las monjas se llevaron el Cristo
El traslado a Toledo de tres tallas desata protestas en un pueblo de León
No escondieron el Cristo entre las faldas del hábito, pero casi. Las monjas carmelitas descalzas de Grajal de Campos (León) decidieron abandonar su convento hace seis meses para trasladarse a Toledo, y entre el equipaje se llevaron disimuladamente tres enormes tallas de gran valor artístico. Cuando los vecinos del pueblo se dieron cuenta, no daban crédito. Habían desaparecido de la iglesia de la Antigua dos figuras que formaban parte de un retablo: la Inmaculada, del siglo XVII y San José, del XVIII, así como el Cristo yacente, del XVI, que estaba dentro de una urna de cristal.
"Hemos intentado pedir por las buenas que nos devolvieran las tallas, pero dicen que llevan años custodiándolas en su convento y por eso se las pueden llevar. Tenemos documentos antiguos, incluso de 1728, que demuestran que las imágenes estaban en el pueblo mucho antes que la congregación de carmelitas, que llegó en 1881. Ahora la denuncia y los papeles están en el Juzgado", advierte el alcalde, Francisco Espinosa.
El pasado Viernes Santo fue la primera vez en 500 años que la Orden Tercera de San Francisco no pudo sacar en procesión al Cristo yacente y tuvo que sustituirlo por fotos de la imagen. De nada sirvió la nota enviada por el obispado de León a las religiosas para sugerir "que no se quedasen nada que no les perteneciese". Ni el viaje en autobús de 200 habitantes del pueblo hasta Toledo el viernes anterior para manifestarse y corear lemas como "Superiora expoliadora" o "Fíate más de las termitas que de las carmelitas". Porque la carcoma y el mal estado del convento son los motivos aducidos por las monjas para abandonar Grajal. "Ahora sabemos que quieren vender el convento para hacer un hotel o un parador. Por eso no se sostiene que vayan diciendo por ahí lo de las termitas: ahuyentaría a los compradores. Y además, de ser verdad, se habrían llevado al bicho en las tallas robadas a Toledo", comentan en el pueblo.
El próximo jueves, representantes de la Orden Tercera acudirán al Juzgado para declarar sobre el conflicto. El secretario de la cofradía, Julián Rodríguez, afirma que nadie ha podido entrar en el convento para saber si faltan más piezas. "En vez de dejar la llave de la iglesia al Ayuntamiento o a quien fuera, se la han dado a un particular que sólo abre el edificio a posibles compradores", denuncia. Sospechan que las carmelitas también se llevaron "de recuerdo" un armonio de 300 años, 19 bancos de madera, cálices, vinajeras y ropa de la iglesia. "Para colmo, el obispado retiene unos libros antiguos de la Orden, donde se demuestra lo que es nuestro. Si no nos devuelven estos documentos, no descartamos caceroladas ante el Palacio Episcopal de León", señala Rodríguez.
Por su parte, las monjas en Toledo se niegan a dar su opinión sobre la polémica. "Nosotras somos servidoras de Dios y estamos abrazadas a su cruz. Hemos venido aquí a callar, rezar y perdonar", asegura la madre Mari Paz.
Babelia
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