Un gran linaje de cómicos pierde a Fernando Delgado
El popular actor, fallecido en Madrid, debutó a los seis meses en la compañía de su madre
Fernando Delgado era de esos actores que están en el imaginario colectivo de varias generaciones de españoles. Sobre todo de aquellas que seguían fielmente TVE (llegó a tener casi dos mil intervenciones) y especialmente el programa Estudio 1, que dirigió durante años, y que aún hoy la profesión teatral y muchos espectadores tanto añoran.
Delgado falleció este lunes a la una del mediodía en Madrid, a los 79 años, a consecuencia de un EPOC (Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica) que padecía hace años y que le fue retirando poco a poco de los escenarios y las pantallas. Su última intervención en cine fue como padre de Elsa Pataky en Ninette, de José Luis Garci, hace tres años. En teatro a duras penas pudo finalizar las representaciones de La vida de Juan Ramón Jiménez, bajo la dirección de Salvador Collado y con la gran María Jesús Valdés como compañera de reparto, ya que en las últimas funciones salía al escenario con una bombona de oxígeno que precisaba para respirar.
Delgado pertenecía a una saga de actores (era hijo de Luis Martínez Tovar y de Julia Delgado Caro) que continúa tras él con sus hijos mellizos Alberto, actor de cine, teatro y televisión y Fernando, que tiene una compañía de clowns. Su hija Julia es la única de la familia que no continúa la tradición.
Delgado, que nació en Porcuna (Jaén) durante una gira de sus padres, quizá sea uno de los actores que más tiempo ha ejercido su oficio, ya que debutó en teatro con seis meses de edad en la compañía de su madre ya que necesitaban un bebé y a tan corta edad hizo varias funciones. Pero ahí no queda todo ya que también tuvo papel a los cuatro años en Numancia, de Cervantes en el Teatro de la Zarzuela de Madrid.
En la década de los años cuarenta empezó a incorporarse a muchos montajes y es en 1949, con el estreno de Historia de una escalera, de Antonio Buero Vallejo, cuando se convierte en un reconocido actor a pesar de su juventud. Aunque su carrera cinematográfica no fue tan rotunda como la teatral, participó en varios filmes bajo las órdenes de directores como Romero Marchent, José Antonio Nieves Conde, Pedro Lazaga, Mariano Ozores, José María Forqué, Carlos Saura, Pilar Miró, Juan Caño, José Luis Garci y Agustín Díaz Yanes.
Entre sus trabajos teatrales destacan Caimán, Velada en Benicarló, El jardín de los cerezos, Materia reservada y Hazme de la noche un cuento, aunque participó en muchos montajes basados en textos clásicos y autores contemporáneos. Uno de los grandes éxitos de su carrera teatral fue Una jornada particular de Ettore Scola con Esperanza Roy y bajo la dirección de José Carlos Plaza, con quien también trabajó en otras ocasiones. Plaza comentó ayer nada más conocer la noticia que era un gran compañero: "Tuve la suerte de trabajar con él y tratarle personalmente; ahora me viene muy intenso su recuerdo, el de un hombre muy tranquilo, muy profundo, y que en su trabajo le gustaba ahondar y hacer las cosas con lentitud, sin duda como contraste a su trabajo en televisión", y añadió "era fantástico y un ser humano muy divertido, marcado por un irónico y maravilloso cinismo que le proporcionaba haber vivido y trabajado tanto".
Anoche su hijo Alberto comentó: "Es uno de los últimos maestros de esta profesión ya que pertenecía a una generación asombrosa, con Rodero, Fernán-Gómez, Bódalo, Irene Gutiérrez Caba y otros que tuvieron que inventar la televisión". Tanto Alberto como otros compañeros del actor que se pasaron anoche por el Tanatorio madrileño de la M-30, donde está instalada la capilla ardiente, comentaron que fue uno de los últimos exponentes de maestros autodidactas y además grandes vividores. "Tenía un gran amor por la vida, de hecho le dijeron que se tendría que haber muerto hace dos años, pero esta gente son grandes guerreros de la vida y del arte, es una generación maravillosa", señaló su hijo, perteneciente a la quinta generación de cómicos de su familia.
Fernando Delgado será incinerado hoy a las 13.30 en el crematorio de la Almudena de Madrid.
Babelia
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