"Para ganar mucho dinero hay que cometer ilegalidades"
Fiel a sus principios y a su estilo, a un realismo social lúcido y sin concesiones que lo ha convertido en uno de los más prestigiosos directores de cine europeos, el británico Ken Loach ha filmado una historia sobre inmigrantes ilegales en Londres. Pero, a diferencia de otras películas suyas, el punto de vista de En un mundo libre... no corresponde a los oprimidos, sino al de una empresaria joven y sin escrúpulos. "La protagonista", explica Loach en un hotel de Madrid, "está en línea con el espíritu de los tiempos". "Ella va perdiendo sus principios morales dentro de un sistema, de una globalización económica, que lo corrompe todo. Al final, el personaje termina utilizando a inmigrantes ilegales, no paga impuestos y sólo aspira a ganar dinero. En general, cabría decir que para ganar mucho dinero hay que cometer ilegalidades".
"Quería contar esta película desde la óptica de una empresaria amoral"
De aspecto frágil y con un aire juvenil a pesar de sus 71 años, Loach lamenta que la gente no se rebele contra las injusticias y no acaba de entender la escasa atención del cine europeo hacia la inmigración cuando se trata de uno de los problemas que más afecta a la población. "Yo recomendaría a las escuelas empresariales que contrataran a gente como Angie, la protagonista de mi película, para que contaran la realidad de las cosas", señala Loach, que estrena En un mundo libre... el próximo 22 de febrero en España después de haber recibido premios en festivales como Venecia y Sevilla. En esta ocasión, el cineasta rodó su película en Londres y no en las zonas industriales del norte de Inglaterra para subrayar más el carácter de gran mercado de trabajadores que tienen hoy las capitales europeas.
Quiso además Ken Loach elegir a una actriz joven y debutante para encarnar el papel principal y, tras muchas pruebas satisfactorias, encontró a la desconocida Kirston Wareing. Su personaje de una mujer treintañera, cruel y tierna a la vez, llena de contradicciones, les permite al director y al guionista, Paul Laverty, trazar también un enfrentamiento entre generaciones.
"Me interesó mucho", comenta Loach, "reflejar en la película las distintas visiones del mundo. Hace 30 o 40 años, los inmigrantes que llegaban a Inglaterra, ya vinieran de Pakistán o de España, solían disponer de un trabajo estable, estaban sindicados y podían planificar su vida en lo que se refería a la vivienda o la educación de los hijos. Las condiciones laborales de los inmigrantes han empeorado en pocas décadas. Los empresarios de hoy piden los trabajadores a la carta, por horas, por días, por semanas... La flexibilidad es infinita en la actualidad".
Financiada por productoras de cuatro países, En un mundo libre... podría servir de ejemplo de colaboración del cine europeo. Desde su experiencia, Loach se despide con una advertencia: "Si sólo nos fijamos en Hollywood y en los Oscar, el cine europeo corre peligro de muerte".
Babelia
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