Si no fuera por Bigelow...
La ceremonia de los Oscar, larga y sosa, hace languidecer en la televisión unos premios correctos en lo cinematográfico
No hubo grandes alegrías en la noche de la 82ª edición de los Oscar . Las estrellas no llevaban joyas, no hubo grandes chistes... Ni siquiera en la alfombra roja hubo grandes exitazos o vestidos llamativos, si se exceptúa a Penélope Cruz, que con su elección de Donna Karan demostró que es la reina de cualquier entrega de premios, incluso los de la liga grande que es Hollywood.
En el patio de butacas estuvo acompañada de Javier Bardem, como ocurrió en los Goya. Sólo los trajes de Mo'Nique y de Gabourey Sidibe, las actrices de Precious, estuvieron a la altura. La primera homenajeó con su color azul y su flor en el pelo el vestuario que llevó Hattie McDaniel al recoger su Oscar. McDaniel fue la primera afroamericana que obtuvo el premio gracias a su trabajo en Lo que el viento se llevó. Eso sí, la alfombra roja estuvo repleta de españoles: los productores de La teta asustada y El secreto de sus ojos, Penélope Cruz y su familia, y los tropecientos miembros de la productora Kandor, encabezados por Antonio Banderas, en apoyo su corto La dama y la muerte. Incluso estaban Mikel Olaciregui, director del festival de San Sebastián -"estoy aquí esta semana de negocios"- y el director del ICAA, Ignasi Guardans. Por cierto, ¿Por qué cualquier premiado o candidato por Precious lloraba tanto?
El triunfo de las ex esposas
La ceremonia fue larga, sosa salvo los diálogos de Alec Baldwin y Steve Martin, y, por qué no, la extraña pareja cómica formada por Pedro Almodóvar y Quentin Tarantino. Bigelow, una mujer que roza el 1,90 de altura, estuvo a la altura en vestido, clase y comentarios. En su encuentro con la prensa, no quiso hacer mucha sangre con su ex James Cameron, al que definió así: "Es uno de los grandes cineastas de la actualidad. Se merece todo lo que le pase. Me inspira".
Fue el triunfo de las ex esposas. Sandra Bullock también sorprendió respondiendo en alemán a periodistas de ese país, antes de contar cómo escoge los guiones: "Busco los que hablen de amor... a la gente, a los deportes, a lo que sea, pero que muestren amor". En cuanto a que ganara el Razzie y el Oscar el mismo fin de semana, dijo: "Así es el showbusiness. Y así me lo tomo. Debo ir paso a paso, y espero que el Razzie pese menos en mi carrera que este Oscar". ¿Cómo lo celebrará una de las reinas de esta noche? "Comiendo. Necesito comer, una hamburguesa. De verdad".
Bigelow, algo más nerviosa, recordó a Nicolas Chartier, el productor de su filme vetado por la Academia, y dedicó el premio a todos los cineastas. "Da igual su sexo, lo importante es hacer cine". Bigelow era la cuarta mujer candidata al Oscar a la mejor dirección tras Lina Wertmüller, Jane Campion y Sofia Coppola. Es de justicia que su estilo personal y a la vez para todos los públicos le hayan otorgado ese hito.
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