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La fotografía toma Albarracín

La localidad aragonesa acoge el XI Seminario de Fotografía y Periodismo

Este año Albarracín (Teruel), igual que en los últimos 11, se ha convertido en epicentro de la imagen con el Seminario de Fotografía y Periodismo que dirige el fotoperiodista Gervasio Sánchez.

La primera jornada ha arrancado con la conferencia de Alberto García Alix y la proyección de El Paraíso de los creyentes, realizada con sus imágenes y textos junto con referencias a autores como Joseph Conrad o Ferdinand Céline. La relación entre imagen y palabra son el referente central. "Las imágenes las tengo desde hace tiempo. Para construir estos textos intento buscar la voz interior. Nunca tengo reglas fijas. Dejo que salgan las palabra de mi cabeza", explicaba después de la proyección García Alix. "Me cuesta más esfuerzo la palabra; la imagen es más intuitiva. La cámara nos obliga a reflexionar, pero es rápido; la palabra nos obliga reflexionar mucho más".

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A pesar de ello, Alberto García Alix contaba en su conferencia que su primera obsesión, antes de las imágenes, fueron las palabras. "Tengo más referencias literarias que fotográficas o visuales", contaba para sobresalto de algunos. "Tuve la suerte desde pequeño de tener un gran biblioteca en mi casa de León. Desde que empecé la fotografía era una narración visual, pero siempre pensaba en qué palabras ponerle a las imágenes que hago".

Las preguntas de los asistentes -251 inscritos este año- buscaban en muchos momentos descubrir las claves del fotógrafo, los trucos de un genio que consigue retratos profundos, casi imposible. "¿Cómo convences a los modelos para posar así?", le preguntaba una asistente al curso. "La asignatura que tiene siempre pendiente el fotógrafo es pedir al modelo", confesaba."Yo nunca tengo un plan preconcebido. Nunca tengo nada pensado antes. Me llevo la cámara al ojo y empieza la reflexión, de lo que veo, sobre lo que hay, y la imagen sale entonces sola", explicaba García Alix.

El Premio Nacional de Fotografía contó cómo fueron las drogas las que le llevaron a entrar en el mundo de la fotografía en la década de los setenta. "Un día con un ácido tuve una mala bajada. Veía un pasillo llena de puertas y sabía qué había detrás de cada puerta", narraba. "Lo pasé tan mal que vi claro que necesitaba disciplinarme. Y un amigo que se iba a la mili tenía un laboratorio y me lo quedé", decía para iniciar una larga pausa. "El laboratorio me fascinaba porque era revivir la imagen captada. En la soledad del laboratorio se establece un diálogo con la imagen, en esos dos minutos del positivado, del baritado... Y es una vuelta a ese momento vivido, captado".

La profundidad onírica de García Alix dio paso a la segunda conferencia del día, a cargo de Isabel Muñoz, y centrado en tres de sus trabajos. El primer de ellos, que se remonta a Camboya, se centra en el mundo de la explotación infantil. "Retraté a las víctimas, a los proxenetas, a los clientes, a estos últimos sintiendo yo rabia... pero luego me di cuenta que en ese país eran todos víctimas de sí mismos", contaba para presentar este trabajo publicado en 2006 por El País Semanal.

Tras la prostitución, sobre un tema igual de impactante, Muñoz presentó el proyecto del Tren del infierno, una línea de ferrocarril que recorre México de sur a norte y que es usado por los inmigrantes centroamericanos para llegar a la frontera con El Dorado estadounidense. "Es un tren donde se cometen las mayores atrocidades que he visto, y donde los zetas tienen cada vez más poder e impunidad", contaba mientras se proyectaban las imágenes. "Fuimos siguiendo a cada persona, y contando su historia. Allí se viola, las mujeres que se aventuran en el viaje toman anticonceptivos para evitar los embarazos, se mata, se secuestra y todo lo saben", narraba. "Yo lloro ante determinadas historias", confesaba, "pero procuro que no se me vea".

Por último, Muñoz presentó Amor y éxtasis, un trabajo impactante que ahonda en las experiencias místicas y su relación con el sufrimiento. "Siempre me ha gustado investigar sobre la línea que separa el placer y el dolor", explicó. "Es retrotraerte a Zurbarán, a San Juan de la Cruz, a todo ese misticismo".

La jornada ha seguido con la proyección de los trabajos becados de la edición anterior y con talleres de autor dirigidos, además de por Isabel Muñoz y Alberto García Alix, por Manuel Sonseca o Chema Conesa. También con la inauguración de la exposición de Gervasio Sánchez, que ha esperado hasta esta edición para mostrar uno de sus trabajos.

El fotógrafo Alberto García Alix disecciona con los alumnos el paísaje y la luz que da sobre la muralla de Albarracín.
El fotógrafo Alberto García Alix disecciona con los alumnos el paísaje y la luz que da sobre la muralla de Albarracín.M. A.

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