_
_
_
_
Las imágenes de la nueva estética

La escasez de tecnología apropiada dificulta la extensión del 'copy art' en Espana

Pocos artistas españoles han experimentado esta técnica

Gabriela Cañas

"Lo bueno que tiene el trabajo de fotocopia es que es una obra fugaz, rápida, inmediata, barata y, además, tan frágil que puedes romperla en cualquier momento. Es un trozo de papel". En España ha habido dos -quizá tres- exposiciones de artistas que han experimentado con fotocopias buscando una nueva estética. Son muy pocos los que se han adentrado en este terreno. No es tanto por un problema de estrechez ideológica. Aquí no es fácil hallar fotocopiadoras en color, que permitan reproducciones de una alta calidad. Los límites de la técnica se sienten aquí con mayor intensidad.

Más información
Cuando la copia se convierte en un original

Pablo Márquez, pintor, y Luisa Rojo, fotógrafa, llevan un año preparando una exposición gráfica cuyo material básico es la fotocopia. Se podría decir que han fotocopiado la M-30. Así se llama -M-30- la muestra que a finales de marzo estará expuesta en la galería Moriarty. La fotografía, el rotulador, la acuarela, la fotocopia, todo es aprovechado por estos dos jóvenes artistas para conseguir una estética de asfalto, callejera, de humos y automóviles."Los puristas ponen muchas objeciones a este tipo de trabajos, incluso los fotógrafos", dice Luisa Rojo. "Las posibilidades de la fotocopia son grandes. Te permite jugar mucho con las imágenes. Utilizamos también fotografías y colores. Todo lo que haga falta. Estos trabajos tienen mucho de collages. Lo que hacemos son enguarres, como nos dicen algunos".

Una fotocopia cuesta dos pesetas. De ahí que el sistema utilizado por Pablo y Luisa permita, fundamentalmente, el abaratamiento del arte. "La gente prefiere gastarse las 50.000 pesetas en un bingo, en vez de invertirlas en un cuadro o en un original de los que nosotros hacernos", dice Pablo Márquez. "Por eso, de cada original expuesto en la muestra hacemos una carpeta con fotocopias retocadas, trabajadas, sobre el mismo tema. Cada una puede ser adquirida por 1.500 ó 2.000 pesetas".

Para el artista que trabaja con estos materiales, utilizando la rank xerox portátil o máquinas más sofisticadas, que hay que utilizar en la misma empresa alquilándola por horas, las posibilidades son infinitas y, sobre todo, divertidas. "Esto es muy entretenido, porque haces una y mil pruebas, cambias, transformas, usas papeles diferentes, incluso telas; reproduces...".

La fascinación de la fotocopia estriba, precisamente, en esa posibilidad de repetir y repetir imágenes. De tal forma que, a veces, se consigue producir una sensación de agobio, que viene a reforzar su tono ceniciento. Es el caso del trabajo de Luisa y Pablo, como lo es el del artista catalán Pere Noguera, seguramente uno de los personajes que más han experimentado en este terreno. Ha expuesto más de una vez en la galería Metrónom de Barcelona, sus originales experiencias, como la metamorfosis de diversos objetos por acción de la oxidación. Las fotocopias son, para Noguera, un material básico y fundamental para sus obras, un medio de expresión artística.

La fotocopia en el arte es una técnica que ha quedado demodé, según algunos. Propia de principios de los años setenta, que llegó tarde a España, como casi todo, y murió rápidamente. La galería barcelonesa Metrónom, espacio alternativo para artes marginales, que ha cerrado sus puertas recientemente, hizo hace poco una exposición donde la fotocopia era protagonista. "Fue una experiencia interesante, en la que alumnos de la escuela Elisava trabajaron en vivo sobre fotocopias", dice Rafael Tous, dueño de Metrónom, que piensa seguir con estas experiencias en octubre abriendo una gran galería.

Ensayos de pintor

En realidad, la fotocopia, como la fotografía, es un método mecánico que casi todos los arquitectos, diseñadores, grafistas, dibujantes o pintores han utilizado alguna vez mas o menos en serio. "Son útiles de trabajo", dice el diseñador José Luis Tirado, "para conseguir diversos resultados". Luis Gordillo, pintor, también ha ensayado con diferentes técnicas. Para él, las reproducciones de imprenta, las transformaciones de color en un laboratorio fotográfico y las fotocopias en blanco y negro fueron, a mediados de los años setenta, una forma de "distanciarme del método pictórico, una forma de ensayar y encontrar colores y casualidades". Gordillo explica así algunas de las obras que hizo en aquella época: "Un cuadro mío ya resuelto, que era una cabeza, lo fotografié, y de la foto saqué varias fotocopias en blanco y negro. Luego jugué con ellas, las arrugaba y agrupaba, consiguiendo resultados diferentes. Hice también El niño verde-encantador, una obra en la que aproveché una postal americana de un niño. La reproduje varias veces en fotocopias y luego las amontoné con dibujos míos en los que interpretaba ese mismo niño de una forma pictórica. La misma idea y técnica la repetí en otro cuadro llamado La pareja americuana, que saqué de una foto aparecida en los periódicos. Por aquella época, utilicé todos los métodos mecánicos posibles para la transformación de la imagen".Luis Gordillo se decantó después, sin embargo, por la pintura tradicional. Aunque reconoce que aquellos trabajos suyos eran sumamente entretenidos, se decidió por el pincel y los ensayos quedaron en eso, meros ensayos, que más de una vez le han servido de maqueta. "El resultado final me servía de modelo para pintar el cuadro, cosa que no era ya tan entretenida. Lo lógico hubiera sido sacar una foto en color de lo que había obtenido, pero el público no estaba preparado entonces para aceptar aquello. Quise, en un momento, seguir experimentando con fotocopias en color, pero tampoco existían máquinas aquí".

Gordillo es también de los que piensan que estas técnicas están un poco anticuadas. Que fueron propias de la cultura pop, cuando arte y sociología debían caminar inseparablemente unidos.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Gabriela Cañas
Llegó a EL PAIS en 1981 y ha sido jefa de Madrid y Sociedad y corresponsal en Bruselas y París. Ha presidido la Agencia EFE entre 2020 y 2023. El periodismo y la igualdad son sus prioridades.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_