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Reportaje:

El arte latinoamericano toma Londres

La feria neoyorquina PINTA arranca hoy la segunda edición de su sucursal británica - El evento aparece como posible competidor de ARCO en un mercado en auge

Si la producción artística creada en Latinoamérica es objeto de creciente interés entre coleccionistas, fundaciones y museos, su gran escaparate europeo pretende afianzarse con su sede en Londres, menos al sur de lo que los lazos culturales y lingüísticos pudieran sugerir. Más de 120 creadores, establecidos o emergentes, desplegarán sus obras a partir de hoy en la segunda edición de la feria PINTA de arte moderno y contemporáneo, muchos de ellos arropados por una cincuentena de galerías entre las que destaca la fuerte presencia española. Creada en Nueva York en 2007, la feria decidió el año pasado duplicarse en la capital británica, con la ambición de "promover el arte latinoamericano en las plazas más difíciles", resume su presidente Alejandro Zaia. La incorporación de Londres en su calendario era el paso necesario para dar el salto al Viejo Continente, porque esa capital "es un epicentro del mercado del arte y tiene una altísima concentración de coleccionistas europeos y de otros continentes".

La propuesta aparece como obvia competencia de ARCO. Para la cita madrileña, cuyos responsables viajan hoy a Londres, ha quedado esta semana al menos un consuelo: la sucursal que la feria Art Basel abrirá el año que viene en Hong Kong ha cambiado su plan original de celebrarse en febrero. El evento, el desembarco del gigante suizo del arte en el jugoso mercado asiático, se hará en mayo. "PINTA es una feria muy focalizada, de modo que no la vemos desde ARCO como una amenaza", explicó ayer Carlos Urroz, director de la cita madrileña. "Tanto movimiento en los eventos artísticos demuestra que las ferias son el lugar de cita de los coleccionistas. El reto es que cada cual encuentre su terreno".

Hasta el próximo jueves, los expertos, compradores y también el público de a pie que pague las 15 libras de entrada podrán encarar un recorrido que abarca trabajos ejecutados en las seis últimas décadas: pinturas, esculturas, instalaciones, fotografías y vídeos. El visitante de a pie fácilmente reconocerá un nombre tan cotizado como el del colombiano Fernando Botero, pero el plato fuerte de PINTA está en las muestras individuales de cuatro autores consagrados, aunque con menor proyección: los brasileños Regina Silveira y Waltercio Caldas, el argentino Eduardo Costa y el mexicano Felipe Ehrenberg, pionero del arte conceptual. "Ha habido un cambio de paradigma en el arte latinoamericano", subraya Zaia, "una revalorización de las obras que se producen a partir de los sesenta. Considerada ya histórica la abstracción geométrica, el interés se centra en el arte conceptual". También estarán artistas como Luis González, Fernando Gutiérrez o Joaquín Cociña.

La convocatoria de PINTA, en la que participan una docena de galerías de Madrid, Barcelona y Sevilla, apunta especialmente al programa de adquisiciones de los museos europeos que, en el caso de la Tate Modern de Londres, está siendo muy activo en el apartado latinoamericano: una cuarta parte de las compras de obras firmadas por artistas jóvenes (nacidos a partir de 1985) proceden de esa región. También tienen sus ojos en la feria latina el parisiense centro Georges Pompidou, la Universidad de Essex -depositaria de una colección de arte latinoamericano- y el Museo de Arte Contemporáneo de Castilla y León (MUSAC). Zaia destaca que "hay una mirada nueva por parte de los expertos, comisarios y críticos, resultado de una afinidad generacional que revaloriza el arte latinoamericano más allá de los clásicos como Diego Rivera".

La exposición, que se celebra en el recinto de Earls Court, abre también una ventana a la producción más reciente que se expresa a través de diferentes lenguajes artísticos. Piezas como la cruz inclinada de neón (Iglesia de los últimos días) que firma el guatemalteco Stefan Benchoam o las esculturas de luz del chileno Ivan Navarro participan en ese despliegue.

PINTA pretende "romper el cascarón" del arte latinoamericano en Europa, utilizando como cuña la capital británica. Zaia y los otros dos promotores de la feria (Mauro Herlitzka y Diego Costa Peuser) incluso contemplan "ampliar la plataforma y no solo recibir a galerías españolas sino también a artistas españoles". La cita de Londres -con precios desde los 1.100 euros a más de 56.000- se diferencia de su hermana neoyorquina en que esta última tiene la ventaja de nutrirse de la gran comunidad latina e hispana y sus opulentos compradores de Miami, Houston o Filadelfia. A este lado del Atlántico Zaia busca "una plataforma de visibilidad". En ese mercado del arte que repunta, los autores latinoamericanos reclaman su justo espacio.

<i>Escena</i> (2011), de Luis González Palma.
Escena (2011), de Luis González Palma.
<i>De Lima a Talcahuano</i> (2009), de Fernando Gutiérrez Huanchaco.
De Lima a Talcahuano (2009), de Fernando Gutiérrez Huanchaco.

A otros países

Así como la génesis de PINTA en Nueva York ha acabado teniendo su réplica en la capital británica, la londinense feria Frezie de arte contemporáneo anuncia una operación a la inversa, con

el estreno el próximo año de una nueva versión al otro

lado del Atlántico. Esta convocatoria de Frezie que se celebrará a principios de mayo establecerá por tanto competencia con la feria de la ciudad, Armory Show, ya de por sí eclipsada desde el flanco sur de Florida a raíz del éxito de Art Basel Miami. La poderosa feria suiza -la más importante del planeta- pronto estará operando en tres continentes, cuando inaugure su próxima franquicia de Art Basel Hong Kong. Las nuevas expectativas que apunta el mercado, cuando se cree superado el pico más bajo de 2009, ha sido un incentivo para ese modelo de clonación de las ferias de arte.

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