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Las prácticas de la SGAE, a examen

"¿Sabe el 'dj' que comete un delito?"

Cada vez es más frecuente la imagen nocturna de una pareja de uniformados en una sala abarrotada. Pero a finales de noviembre la dedicación de los agentes llegó a un nuevo máximo: "En el [club madrileño] Low aparecieron a las 2.15 del sábado", cuenta Daniel Rivero, dj Díscolo. "Comprobaron el aforo, visitaron los camerinos y revisaron mi maleta, en la que hay unos pocos compactos grabados porque el 90% de lo que pincho son vinilos. '¿Sabe usted que está cometiendo un delito?', me preguntaron. Era música hecha por amigos que jamás se ha editado en ningún formato, pero ellos no hicieron caso. 'Usted no puede utilizar archivos descargados ilegalmente. La semana próxima volveré, y como esté utilizando de nuevo esto le multaré y requisaré el material'". No es el único caso. La noche anterior en la discoteca Heineken fue el dj Iván Pica el que recibió la visita de la policía. Él tuvo peor suerte, le fueron requisados 60 compactos.

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La Policía Municipal no puede actuar en estos asuntos si no media una denuncia. En todo caso, fuentes policiales desmintieron la existencia de "una campaña dedicada a incautar maletas de dj". "Lo que pudo haber es una denuncia de la SGAE, y si la policía tiene una denuncia de un presunto delito está obligada a actuar". Ese mismo jueves, la entidad de gestión publicó un comunicado: "La SGAE no ha revisado jamás porque ni puede, ni quiere, ni debe, las maletas de nadie y mucho menos las de sus socios dj". Como prueba de buena fe la institución cedió una de sus salas para propiciar el encuentro entre el gremio y los abogados de la entidad para resolver dudas.

La ley señala que los dj deben pinchar con "material original o derivado de original". No es ilegal usar compactos grabados o archivos digitales, pero han de demostrar que proceden de una fuente legal propiedad del pinchadiscos. Y la carga de la prueba recae en el que los usa: "Dios nos libre de llevar compactos grabados a partir de ahora", comentaba uno de ellos, entre indignado y alarmado, cuando la voz se corrió entre el colectivo.

Muchos ven en este reciente interés por lo que la maleta de los dj esconde otra demostración del exceso de celo que parece regir las actuaciones de las autoridades en lo que a asuntos nocturnos se refiere, sobre todo en la capital. "No hace más que venir la poli", explica el programador de un club. "No encuentran nada. Ante esto, mi postura es currar y transmitir tranquilidad a los clientes. Si nos van a cerrar la sala, pues que sea currando".

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