Palazón, un triunfador tapado
De tapadillo entró Francisco José Palazón en un cartel de figuras y rompió pronósticos. Fue, en todo caso, una sorpresa anunciada conociendo el exquisito gusto de este torero.
Prendido estaba con alfileres el tercero de la tarde, que no tuvo mal aire de salida. Con la capa, Palazón dejó su buen gusto en lances a pies juntos y en un quite por tafalleras con remate de un farol. Apenas picado el toro, pasó a las manos de Palazón, que lo trató con mimo. Siempre templado, muy compuesto también, en faena que mantuvo un alto nivel. Sin prisas. Llenando el escenario y dejando patente un exquisito concepto del arte. Mató de una buena estocada algo trasera y se le abrió la puerta grande con toda justicia. El toro que cerró la corrida fue el de menos gracia del lote. Protestón y algo brusco, no impidió que Palazón dejara gotas de su clase. Se impuso al 'desaborío' animal y le sacó más partido del que merecía.
Domecq, Parladé / Morante, Manzanares, Palazón
Cinco toros de Juan Pedro Domecq y uno, el cuarto, de Parladé. De escasa presencia, flojos, aunque de buen fondo.
Morante de la Puebla, entera hábil (saludos); pinchazo -aviso- y entera (saludo).
José María Manzanares, buena estocada (saludos); pinchazo y estocada perdiendo la muleta (oreja).
Francisco José Palazón, estocada trasera (dos orejas); más de media (saludos).
Plaza de Alicante, 22 de junio. Cuarta de feria. Tres cuartos.
El torillo que abrió la corrida sacó una pizca de picante que incomodó a Morante. Los artistas en estos casos no suelen estar a gusto y Morante no lo estuvo. Unos bocetos de verónica con la capa y el artista que se puso más trabajador que de costumbre. Al encastadito toro no le sobró la fuerza, pero aguantó e incluso se permitió la osadía de colársele dos veces a Morante, que no terminó de centrarse. Algo parecido en el cuarto, con el hierro de Parladé, aunque este sacó nobleza pero muy poca fuerza. De nuevo, voluntad de Morante, con pases sueltos pero escasa ligazón, en faena trabajada y larga pero de poco contenido artístico. Y los artistas nunca torearon a destajo.
El segundo de la tarde flojeó de salida y levantó protestas. Apenas picado, rompió en buen aire y a las primeras de cambio pareció tener partido. Las dos primeras series de Manzanares con la derecha apuntaron futuro a la faena. Pero no. Por la izquierda el toro protestó y ya no hubo manera de reconducir el tema. Lo mejor, la estocada que recetó Manzanares.
El quinto fue de menos a más. Apenas picado y con claras muestras de flojedad, parecía sentenciado antes de hora. No fue así. Buen fondo en ese toro, que permitió a Manzanares desplegar su poderío. Algo intermitente en la primera parte de la faena, con muletazos sueltos. Después hubo más reunión y esa labor acabó más redonda. Empeñado en matar a recibir, pinchó una vez antes de dejar una entera perdiendo la muleta. Al intentar apuntillar el toro, el peón Luis Blázquez fue cogido y sufrió un varetazo.
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