Mitología underground
Diario de un rebelde
Dirección: Scott Kalvert. Guión: Bryan Goluboff, s/la novela The Basketball Diaries de Jim Carroll. Fotografía: David Philips. Música: Graeme Reveli. Producción: Liz Heller para New Line Cinema, EE UU, 1995. Intérpretes: Leonardo Di Caprio, James Madio, Lorraine Bracco, Patrick McGaw, Mark Wahlberg, Jim Carroll, Ernie Houdson, Bruno Kirbu. Estreno en Madrid: Plaza Aluche, Madrid, Rosales y Pompeya.
"Puede que sin las drogas Carroll hubiese llegado a ser un buen jugador' de baloncesto, pero probablemente, nunca hubiera escrito una canción como Peopel Who Died", reconocía Ramón de España en estas páginas, en ocasión del pase en el festival de Sitges de Diario de un rebelde, el de la novela autobiográfica de Jim Carroll. Su biografía es la que, en apariencia, ilustra este Diario,debú en la realización de un consagrado autor de video-clips, Scott Kalvert. No le niega uno el derecho al señor Kalvert a haberse sentido involucrado /conmovido/o lo que sea por la peripecia vital de Carroll, y haberse pro puesto luego contarlo a otros. Pero ni el oficio del neocineasta ni el talento, indudable a pesar de su peligrosa tendencia al artificio, de su máxima estrella, Leonardo Di Caprio, alcanzan para maquillar la operación central que el filme aborda, que es la de contar la biografía del ex-drogadicto, su precoz descenso a los infiernos, no con sus palabras, sino con los tintes suaves del bio pic para todos los públicos.
De esta forma, el punto de vista de Carroll es invadido /desvirtuado en aras de obtener una difusión masiva de los trazos más fuertes de su vida, pero sin la, dicen los expertos, inocencia amoral de su visión del mundo: que el propio escritor, allá él con sus cuentas bancarias, avale la operación no es óbice para reconocer en esta un malsano tufo a oportunismo.
Prostitución, crisis de abstinencia y traumáticas experiencias afectivas jalonan la vida de un joven que ve cómo el mundo directamente se desmorona alrededor suyo, pero sin que él sea capaz de detenerlo. Kalvert se aplica a contar los rituales adolescentes, la progresiva violencia y, es obvio, también la muerte con más pulcritud que garra, con más deseos de suscitar compasión hacia su pobre criatura que de solicitar cuentas a una cultura y un contexto histórico y social que propició tanta muerte prematura. O dicho de otra manera, un biopic de los tramposos, que juega con tópicos adolescentes pero que no logra esconder en ningún momento su impotencia crítica.
Babelia
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