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Michael Moore bajo la lupa

Un documental acusa al director estadounidense de confundir ficción con realidad

Cuando se les interpela por su último trabajo, los cineastas Debbie Melnyk y Rick Caine repiten una y otra vez la misma frase. "No somos de derechas". Todo lo contrario. "Progresistas y de izquierdas", se definen en una entrevista publicada hoy por el diario británico The Guardian. La pregunta les sorprende poco. Son autores de Manufacturing dissent, un documental que escruta la figura de Michael Moore y que ofrece una imagen desconocida del cineasta y de sus "poco honestos métodos de trabajo". Egomaniaco, mentiroso y manipulador. Melnyk y Caine acusan a Moore de tergiversar la historia para provocar un clima político beneficioso para él.

Manufacturing Dissent sigue los pasos a Michael Moore durante la promoción de Fahrenheit 9/11, cinta que ganó la Palma de Oro en el Festival de Cannes. La obra de Melnyk y Caine busca "separar los hechos de la ficción y recoger el clima político que Fahrenheit 9/11 (2004) generó en Estados Unidos". El mismo que ha convertido a Michael Moore en un icono de la izquierda en este país". Este trabajo está construido a partir de entrevistas y comentarios de Michael Moore, John Pierson, Debbie Melnyk, Noam Chomsky y Errol Morris, entre otros, y su título (Manufacturing Dissent) hace referencia a otro documental: Manufacturing Consent, una película de Mark Achbar y Meter Wintonick sobre el lingüista Noam Chomsky y los medios de comunicación.

Manufacturing dissent llega en un momento sensible para Moore. Su última película, Sicko -una denuncia del sistema de salud estadounidense- está en plena promoción. La nueva entrega de Moore ha recibido muy buena aceptación, incluso por parte de la cadena Fox, adscrita al Gobierno de Bush. Melnyck y Caine confiensan que, durante las investigaciones que precedieron a la producción del documental, se sintieron como si estuvieran "perdiendo la virginidad", mientras iban descubriendo un nuevo y desagradable perfil de un hombre al que habían admirado durante mucho tiempo.

Los cineastas llegan a calificar al célebre realizador de "ególatra". Eso en lo personal. En lo profesional, su ética no sale mejor parada. Melnyck y Caine aseguran que los documentales de Moore contienen mucha ficción. Acusan al cineasta de mezclar con demasiada ligereza realidad y ficción para provocar una determinada corriente de opinión. Ponen como ejemplo una de las secuencias de Roger y yo (1996), la primera película de Moore, en la que realizaba una dura crítica a los medios de comunicación estadounidenses. En ella, cuenta cómo un desempleado, que manipuló la señal, interrumpió la grabación de Nightline, un programa de la cadena ABC, en Michigan. "Eso es falso. Nightline nunca hizo un programa en Michigan", sentencian los autores de la última bomba informativa contra Moore.

Manufacturing Dissent no es la primera cinta anti Moore. Los circuitos alternativos proyectan desde hace tiempo Michael Moore hates America (Michael Moore odia América) y Celsius 41.11, dos cintas producidas desde la derecha estadounidense. Michael Moore hates America (2004) repite el desesperado y frustrado esfuerzo de los realizadores para lograr entrevistar a Moore. Esa es toda similitud entre ambas cintas. Todo parecido termina ahí.

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