Libros prohibidos por enganchar
El Servicio Antidrogas ruso incluye obras de Pérez-Reverte, Tom Wolfe o William Burroughs en una lista negra por incitar al consumo de estupefacientes
Libros de escritores como el español Arturo Pérez-Reverte o los estadounidenses Tom Wolfe y William Burroughs han sido incluidos en una lista negra del Servicio Antidrogas ruso por incitar supuestamente al consumo de los narcóticos.
El escándalo se desató después de que una bibliotecaria de la pequeña ciudad de Orsk, en los Urales, denunciara en su blog en Internet que las autoridades habían enviado a las bibliotecas una lista de 37 libros que se recomendaba no entregar a los lectores. La Lista de obras que contienen elementos de propaganda y publicidad de narcóticos y sustancias psicoactivas fue difundida por el Departamento de Cultura del Ayuntamiento a instancias de la oficina local del Servicio Federal de Lucha Antidrogas ruso (SFLA).
Entre los autores proscritos figuran el español Pérez-Reverte con La Reina del Sur, una historia de narcotraficantes ambientada en México y en el estrecho de Gibraltar, y el clásico estadounidense Tom Wolfe con Ponche de ácido lisérgico. Les hacen compañía los también estadounidenses Burroughs con Queer y Hunter Thompson con Miedo y asco en Las Vegas, el británico Alex Garland con La Playa y el escocés Irvine Welsh con Porno, Escoria y The Acid House. La lista incluye asimismo obras de ciencia ficción, como Una mirada a la oscuridad del clásico estadounidense Philip K. Dick, y Jim Morrison's Adventures in the Afterlife del británico Mick Farren. Entre los autores rusos figuran el escritor Mark Levi con la obra Novela con la cocaína, publicada en 1935 bajo el seudónimo de M. Ageev y que inicialmente fue atribuida a Vladímir Nabókov, y la periodista y novelista moderna Linor Goralik con Niet.
Además de otros autores, del siglo pasado y modernos, la lista, curiosamente, incluye monografías sobre sustancias psicotrópicas y alucinógenas de científicos de renombre mundial, como el psiquiatra estadounidense de origen checo Stanislav Grof, y un manual de cultivo de champiñones. El diario Nóvie Izvestia destaca hoy que "la lista mezcla piezas marginales con obras clásicas de la literatura, muchas de las cuales han sido llevadas a la pantalla", y que todos los libros en ella incluidos están en venta libre y también pueden ser descargados en Internet.
Con la prensa en contra
La revelación de esa lista negra ha indignado a la prensa rusa, que no olvida otras campañas similares del Servicio Antidrogas, como la persecución judicial de los veterinarios que empleaban anestésicos al operar a los animales domésticos.
La repercusión en la prensa ha obligado a dar marcha atrás al Servicio Antidrogas de Orsk, cuya portavoz explicó que "solo se trata de una recomendación de prestar atención a los libros mencionados para ver si contienen materiales perniciosos". La portavoz reveló que la oficina urbana recibió la lista del Departamento del SFLA de la región de Oremburgo, cuyos funcionarios, por su parte, se desligaron de la iniciativa, que atribuyeron a los agentes de Orsk. Un empleado del departamento regional del SFLA aseguró al diario digital Gazeta.ru que "fue una idea local, que ya se está investigado", y también se desmarcó de la iniciativa la oficina central del Servicio Antidrogas en Moscú.
"No hubo, no hay ni habrá orden alguna sobre eventuales listas de libros proscritos. La literatura solo puede ser retirada por decisión de los tribunales", aseguró a Nóvie Izvestia el portavoz oficial del SFLA, Nikolái Kartashov. El portavoz explicó que un tribunal solo puede prohibir la circulación de un libro o una película si alguien presenta una denuncia formal y ésta resulta apoyada por una comisión especial de expertos, que incluye a lingüistas y psicólogos. "Debió haber sido una iniciativa particular de algún funcionario local, fruto de su fervor profesional excesivo y poco inteligente", subrayó Kartashov.
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