Tiempo de tiburones
Para abordar con tranquilidad este Acoso que hábilmente vende la publicidad a costa del polémico encontronazo (en la ficción) entre Moore y Douglas, la cuestión es preguntarse. por qué si la realidad más habitual en el mundo laboral sigue siendo, vergonzosamente, el acoso del hombre hacia la mujer, aquí se plantea al revés. Pero en una situación social tan cambiante como la estadounidense, es lícito ver el filme desde otro ángulo, que es justamente el que sus imágenes proponen: considerar que no acosa quien quiere sino quien tiene poder. Y puede ser éste un hombre, pero también una mujer que haga de los valores competitivos su propio código de conducta.En primer lugar, cabe decir que el último filme de Barry Leviñson, dirigido, dicho sea de paso, con una firmeza de pulso y un oficio al que no nos tiene precisamente acostumbrados el blandengue director de Bugsy, propone un personaje a medio, camino entre la ficción y la realidad.
Acoso
Director: Barry Levinson. Guión: Paul Attanasio, según la novela de Michael Crichton. Música: Ennio Morricone. Producción: Estados Unidos, 1994. Intérpretes: Michael Douglas, Demi Moore, Donal Sutherland, Caroline Goodall. Estreno en Madrid: cines España, Palacio de la Música, Amaya, Liceo, Benlliure, Carlos III, Novedades, Aluche, Roxy A, Colombia, Ideal, Vaguada.
En el filme se hacen alusiones a uña "reputación" de mujeriego compulsivo de Michael Douglas que la pantalla no muestra, pero que el espectador conoce directamente de las páginas de los periódicos: el que el propio actor informe que se le quiere "someter a una terapia" por su supuesta obsesión sexual es un irónico cuestionamiento del personaje público Douglas; tal vez por eso el actor es el que mejor podía encamar al atribulado, acosado diseñador informático protagonista del filme. Pero más allá de este elemento, lo que importa señalar de Acoso es que se trata de un thriller ingenioso y competente,, bien llevado por un guión pleno de aciertos, tan poco comunes en el cine comercial estadounidense de hoy día: que una mancha de pasta de dientes en su corbata delate, al mismo tiempo, al hombre hogareño y al personaje puesto en cuestión ante los ojos de sus superiores es sólo un ejemplo menor de estos aciertos.
El filme plantea, detrás de su superficie de peripecia sobre un hombre acosado por oscuros poderes ocultos, e incluso más allá de la polémica que desde sus imágenes conectan con la realidad, un desarrollo más inteligente del que cabría suponer a priori a la luz de las, informaciones periodísticas que anticiparon su estreno. De hecho, si bien el que interpreta Michael Douglas es un personaje socialmente polémico, no cabe duda de que el guión hace de él un verdadero juguete en manos ajenas, y parte del buen, oficio del guión está puesta para recordarnos que, a la postre, a Toni Sanders lo salva un triunvirato de mujeres: su brillante y ambiciosa abogada, su esposa y una tercera, cuya identidad. el lector agradecerá no le sea revelada pues es uno de los golpes ocultos del filme.
Por lo demás, y más allá de lo que parece proponer su primera lectura, Acoso se demuestra una inteligente y, hasta donde se puede esperar de un producto comercial USA, crítica disección del universo laboral hipercompetitivo de la industria del diseño de hoy mismo, y es de temer que no sólo de dicha industria, ni sólo de EE UU. En este sentido, el asunto del acoso sexual se demuestra antes una estrategia empresarial que un problema hombre-mujer, lo que permite, además, que el filme pueda verse como una cruda radiografía, de las frustraciones personales de un hombre creativo inmerso en un contexto inhumano, este tiempo de tiburones a que nos ha condenado la sacrosanta dictadura del mercado.
Babelia
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