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Reportaje:

De Hemingway al 'blog'

El Festival Hay de Segovia toma el asesinato de la periodista Anna Politkóvskaya como punto de partida para debatir sobre el trabajo de los informadores y corresponsales de guerra

Tras su inauguración ayer, el Festival Hay de Segovia fijará hoy la mirada en Anna Politkóvskaya, la periodista rusa que fue incansable escritora de reportajes de denuncia, sobre todo respecto a las violaciones de los derechos humanos en Chechenia, y que fue asesinada a tiros el 7 de octubre de 2006 en Moscú.

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"Si uno quiere seguir trabajando como periodista ha de mostrar un servilismo total hacia Putin. De lo contrario puede encontrarse con la muerte, con una bala, un veneno o un proceso judicial, lo que nuestros servicios especiales, perros guardianes de Putin, consideren más oportuno", escribía Politkóvskaya dos años antes de morir. El Festival Hay completa este homenaje con varias conferencias que retratan el trabajo y los riesgos de los informadores en conflictos armados, desde 1936 hasta la actualidad.

¿Cómo habría sido la historia si Ernest Hemingway, por ejemplo, hubiera tenido Internet durante su cobertura de la Guerra Civil española? En los años treinta, enviar la información era bastante más complicado que conseguirla, cuando había que esquivar las balas hasta llegar a la frontera francesa para enviar una crónica.

"Lo más interesante de estos corresponsales, cuyas crónicas han sido el primer borrador de los historiadores para hablar de la Guerra Civil española, es que tenían un gran impacto en la sociedad, algo que desgraciadamente ha perdido el periodismo de hoy", explica el historiador Paul Preston, que mañana comentará en el Festival Hay su último libro, Idealistas bajo las balas. Corresponsales extranjeros en la guerra de España (Editorial Debate). Para Preston, la cultura de la televisión y la saturación de los medios hacen que las noticias apenas impacten al público.

Conflictos 'online'

Desde 1936 a la última invasión de Irak, la cobertura informativa ha pasado por los "periodistas-soldado" de la II Guerra Mundial -antecedentes de los "empotrados" que viajaron a Bagdad en 2003-, los horrores televisados en Vietnam y las exclusivas de la CNN en el Golfo. Los últimos conflictos en Irak y Afganistán han introducido la novedad del "blogger de guerra": informador-comentarista que publica en Internet lo que observa a su alrededor.

"A mí los blogs me parecen pintorescos. ¿Qué tipo de información se puede dar en una ciudad donde salir a la calle significa que te peguen un tiro? No sabemos nada de lo que pasa realmente en Irak, sólo el número de muertos y un poco de color del mercado. Los bloggers sólo serán útiles cuando pasen meses en un país y se puedan mover para hacer contactos", opina Ángel Santa Cruz, de EL PAÍS, veterano corresponsal que en las décadas de los ochenta y los noventa ha cubierto la primera línea de los principales conflictos.

Frank Gardner fue reportero de la BBC para Oriente Próximo durante años, hasta que en 2004 sufrió un tiroteo en Riad que le dejó en silla de ruedas, experiencia que narra en su último libro, Sangre y arena (Kailas). Para él, la expansión de los blogs conlleva riesgos para el público. "La llegada del periodismo ciudadano y de los blogs implica que las noticias escritas o emitidas por periodistas profesionales puedan ser sustituidas por el relato de testigos oculares de la gente de la calle. Esto podría conllevar un riesgo de manipulación. Así que si los lectores y espectadores toman la información de una fuente sin contrastar, deberían preguntarse quién está escribiendo y por qué", advierte, en una conversación telefónica.

El reportero y fotógrafo Gervasio Sánchez, con 25 años de experiencia en Oriente Próximo, África o los Balcanes, se apuntó a las nuevas tecnologías durante la última guerra de Irak, con la actualización online de noticias a lo largo del día para El Heraldo de Aragón. "Los blogs deberían ser escritos por gente especializada, que entienda lo que sucede a su alrededor. Además, Bagdad no es más peligroso que Sarajevo, y no hay excusa para no cubrirlo o hacerlo sólo por agencias. Si los medios no mandan a corresponsales es porque han renunciado a hacer buen periodismo", afirma.

En algunos casos, la única forma de cubrir un conflicto es "empotrado" con el ejército, sistema de información que ha sido muy criticado por las limitaciones que implica. Olga Rodríguez, que entró en Bagdad en 2003 como enviada de la Cadena SER, participa hoy en el Festival Hay. En su opinión, existen dos formas de hacer noticias: "Contar una película de acción americana con los soldados o contar en la calle lo que sufre la población. Hay que elegir". Mercedes Gallego, corresponsal de Vocento, entró en Bagdad en 2003 con los marines estadounidenses y no repetiría la experiencia si pudiera evitarlo: "Preferiría no tener que volver a hacerlo, pero si fuera mi única posibilidad, lo haría. No es la forma ideal, pero sin duda te da un acceso y unos medios que no tienes desde fuera".

El veterano corresponsal de la cadena británica ITN TV Terry Lloyd optó por cubrir la invasión estadounidense de forma independiente y desplazarse en coches de civiles. Esta decisión le costó la vida en marzo de 2003 al encontrarse con un fuego cruzado. "En Irak y Afganistán, a menudo, es demasiado peligroso para la mayoría de los periodistas moverse por el país, a no ser que vayan protegidos por fuerzas occidentales. Pero creo que es más importante que mantengan su imparcialidad y no se encuentren a sí mismos actuando como portavoces de los ejércitos con los que van", señala Gardner.

Un ciudadano bosnio mutilado posa en abril de 1995 junto a las ruinas que provocó la guerra.
Un ciudadano bosnio mutilado posa en abril de 1995 junto a las ruinas que provocó la guerra.LUIS MAGÁN

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