Genuino tedio norteamericano
En una película reciente, aunque todavía no estrenada en España, Field of dreams, un personaje recuerda a otro que el béisbol es una especie de metáfora del desarrollo de la nación americana, el deporte all american por excelencia, la gesta colectiva de la cual todo americano bien nacido debe sentirse partícipe. Será tal vez por eso por lo que, además de la película mencionada -que toma del cine de Frank Capra algunos de sus aspectos morales, pero desgraciadamente no su maestría narrativa-, nada menos que otras tres producciones relativamente recientes abordan, en claves distintas, el mundo del béisbol: El mejor -que es también la mejor-, Los búfalos de Durham y ahora esta Major league que el título español nos devuelve, punto más punto menos, convertido casi en un asunto de faldas en el césped.El filme que nos ocupa es, a diferencia de los otros, una estricta comedia. Resulta, como tal comedia, un catálogo de repeticiones de multitud de recursos, tics, personajes y situaciones que el género, con las pocas variantes que son de rigor, ha venido cultivando desde que es tal. A modo de ejemplo: la película narra las vicisitudes de un grupo de fracasados, que tendrán una especie de última oportunidad para enderezar sus maltrechas carreras, con largas secuencias de entrenamientos en clave bufa.
Una mujer en la liga
Director y guionista: David S. Ward. Fotografia: Reynaldo Villalobos. Música: James Newton Howard. EE UU, 1989. Intérpretes: Tom Berenger, Charlie Sheen, Corbin Bernsen. Estreno en Madrid: cine Vaguada.
Comedia previsible
En una palabra, una película genuinamente americana. Lo malo del asunto es que la comedia resulta siempre, absolutamente siempre, previsible; los gags son por completo conocidos y su funcionalidad resulta, en muchos casos, cuestionable. Los personajes terminan por no interesar en lo más mínimo, y a nosotros, pobres mortales no estadounidenses, que, para mayor ofensa, nada sabemos de un juego tan abstruso como poco espectacular -con perdón-, se nos escapan seguramente los tics que están allí puestos para ser comprendidos por cualquier americano interesado por ese deporte -no hay más que ver la larguísima lista de jugadores profesionales que intervienen en la película-. En resumen, una película perfectamente prescindible que para lo único que sirve es para que meditemos sobre el porqué productos de esta catadura terminan encontrando siempre un lugar en la cartelera, mientras vegetan impúdicamente en las estanterías de las distribuidoras algunas películas españolas indiscutiblemente mejores que ésta.
Babelia
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