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Crítica:CINE / 'REGRESO AL FUTURO lll'
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Fórmula agotada

Regreso al futuro III (Back to the future. Part III)Director: Robert Zemeckis. Producción: Steven Spielberg, Kathleen Kennedy y Frank Marshall. EE UU, 1990. Intérpretes: Michael J. Fox, Christopher Lloyd, Mary Sttenburgen. Estreno en Madrid, cines: Imperial, Aragón, España, Excelsior, multicines Pozuelo, Colombia, Ideal, Parquesur, Fantasio, Lido, Real Cinema, Paz, Majadahonda, Vaguada.

A menudo se suele comparar la azarosa historia de los géneros cinematográficos con la de ciertas especies animales. Así, las más aptas para adaptarse a condiciories de vida nuevas terminan mutando y resultan, ala postre, hábiles productos de síntesis, mientras que otras, viejos dinosaurios incapaces de cambiar, prisioneras de su propia anatomía, mueren irremisiblemente: así, el western, el musical clásico. A escala reclucida, ocurre llo mismo con algunos productos de esas macroserles que son, en el fondo, las categorias genéricas, y el cultivo de contínuaciones en forma, de segundas, terceras o enesimas partes sólo tiene capacidad de supervivencia a condición de que las propuestas incorporen elementos nuevos, potencialmente interesantes para el público.

Regreso al futuro se originó a partir de un producto con voluntad de pervivencia y suficientes dosis de sorpresa como para permitir hipótesis de continuidad. La simpática primera entrega contaba una historia directamente salida de una serie de television aneja -y ejemplar-, si la memoria de la infancia es de fiar-, El túnel del tiempo. Un chico corriente, habitante de una ciudad pequeña, tripulaba a regañadientes una máquina del tiempo-automóvil que un amigo había ideado, y con ella cometía la aparente insensatez de viajar al pasado, de conocer a su madre y a su padre antes del casamiento de ambos, colaborar lo suyo en éste haciendo de Cupido y, tras accidentes varios, regresar sano y salvo a su fecha de partida.

La segunda parte mostraba a los mismos personaies y daba ya alarmantes muestras de agotamiento: su único recurso consistía en hacer del desplazamiento temporal no ya un bien medido mecanismo para el desarrollo de la acción, sino la acción misma, con lo cual todo el filme se convertía en un verdadero galimatías: nunca se lograba adivinar dónde se estaba, cuáles habían sido los pasos dados para llegar, etcétera. Y la tercera comienza con lo mismo: el científico, ahora en 1955, se hace un lío intentando explicar las etapas de este ya interminable viaje, en una secuencia que parece casi la autojustíficación de un guionista incapaz de reconocer los recursos a su disposición.

Regreso al futuro III es una fórmula ya liquidada desde su segunda entrega, y esta última no hace sino corroborar su defunción. Ya no queda en ella capacidad para la sorpresa, ni para una puesta en escena imaginativa -Zemeckis, su director, parece estar harto de la serie-, sus personajes son previsibles, lo mismo que sus andanzas, y hasta lo único nuevo que ofrece es a Mary Sttenburgen repitiendo un papel ya conocido, el que hiciera en Los pasajeros del tiempo.

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