Farruquito estrena hoy 'Sonerías'
El bailaor actúa por primera vez con un cuerpo de baile femenino
El bailaor Juan Manuel Fernández Montoya, Farruquito, que hoy estrena en la Bienal de Flamenco de Sevilla su espectáculo Sonerías, dijo hoy que con este montaje trata de demostrar que el flamenco no sólo es "una cosa muy seria y de unos pocos".
El mensaje de Sonerías, que hoy pondrá en escena en el Teatro de la Maestranza, es que el flamenco es más que "lo jondo", explicó Farruquito sobre este montaje en el que por primera vez actúa con un cuerpo de baile femenino.
Lo de no haber bailado con mujeres hasta ahora ha sido algo completamente "casual", según el bailaor, quien también lo achacó ha haber actuado siempre acompañado por su familia, de cuyos miembros admitió que los echa de menos sobre el escenario, pero que eso es lo de menos porque todos ellos están muy unidos.
"No veas cómo se disfruta", exclamó sobre su experiencia bailando con este cuerpo de baile integrado por Irene Bazzini, la Sentío, Salomé Ramírez, Gema Moreno y Sary Cortés, aún admitiendo "lo muy distintas" que son las mujeres a los hombres bailando flamenco.
Farruquito explicó el hilo argumental de Sonerías, según el cual un grupo de flamencos gitanos andaluces llega a La Habana para encontrar en un local destartalado a un grupo de músicos de gran calidad que, sin embargo, repiten mecánicamente un viejo repertorio, de manera que el encuentro con los gitanas los revolucionará y los pondrá a todos juntos a disfrutar del compás.
El espectáculo, según su protagonista, también contiene "el mensaje de cómo la música puede unir a la gente en un segundo, en una nota, en un compás" y las semejanzas entre la música caribeña y el flamenco y "la hermandad entre dos culturas".
Sobre su estilo y la tradición flamenco en la que se ha formado, ha asegurado que, con este nuevo montaje: "No he sacado los pies del plato, sino que me encuentro con otra música y le muestro cómo es la de aquí".
Según los productores del espectáculo, se trata de "una obra de fusiones y sensibilidades artísticas, siempre dentro del marco del flamenco" con la incorporación de nuevos instrumentos que representarán el encuentro de dos mundos artísticos y musicales "alejados geográficamente pero muy cercanos culturalmente".
Farruquito, que cumplió condena en la cárcel por el atropello mortal de un viandante cuando conducía sin carné, aseguró hoy al ser preguntado sobre si el tema El son de una pena, que cerrará el espectáculo, aludía a alguna pena suya que esa pena sólo se refería a la que sentían los artistas cubanos y andaluces al separarse tras el feliz encuentro.
De las sevillanas flamencas explicó haberlas titulado No somos nadie porque están inspiradas en el estado de ánimo que se experimenta ante el sentimiento amoroso o, similarmente, el que se tiene, puso por ejemplo, "cuando la música nos invade el corazón".
A la pregunta de qué es lo que más le apetece ahora -los tangos que ha incluido en el programa llevan el título de Apetecible-, confesó que Sonerías sea capaz de entretener y divertir al público, al que aseguró que tampoco renuncia a sorprender con esta fusión de ritmos y culturas desde el flamenco más puro.
Sonerías transcurre en una imaginaria calle, en un café también imaginario de La Habana o de Santiago y, tras narrar también "el amor de un gitano por una cubana", promete acabar con una "explosión de colores", con elementos musicales propios de jazz, el bolero, la salsa y el pop.
El programa incluye boleros, soleá, guajira, taranto, "sevillanas flamencas", un musical de fusión y una bulería, con dos cantaores y dos cantaoras, dos guitarras, un piano, un bajo y dos percusionistas.
Babelia
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.