Empresario, esposo, chulo y hortera
Oficialmente, Star 80 es una suerte de biopic de Doroth y Straten, una chica descubierta por Playboy que debutó en el cine y obtuvo un pequeño éxito con Todos rieron, se enamoró del director Peter Bogdanovich y fue asesinada por su marido y promotor, el celoso y enloquecido Paul Shider.Esto es lo oficial, porque la realidad es que el filme se centra mucho más en el asesino -que después se suicidaría- que en su víctima.
Esto determina que la aproximación que hace Bob Fosse al mundo del espectáculo -ese es el tema recurrente de su filmografía, desde Sweet Charity hasta Lenny, pasando por Cabaret o All the jazz- resulte superficial, planteado demasiado tangencialmente, siendo mucho menos importantes los mecanismos de fabricación de una estrella que la progresiva locura de su esposo hortera.
Star 80
Director y guionista: Bob Fosse. Intérpretes: Mariel Hemingway, Eric Roberts, Cliff Robertson, Carroll Baker y Roger Rees. Fotografía: Sven Nykvist. Música: Ralph Burns. EE UU, 1983.Local de estreno: cines Belliure, Palacio de la Música, Juan de Austria.
Es más, las imágenes finales, que quieren que las culpas de la muerte de Dorothy Straten recaigan sobre todos aquellos que contribuyeron a meterla en el cine y en las páginas centrales de las revistas a todo color, rezuman vaciedad y grandilocuencia, tan evidente es que ella era una chica encantadora y un poco tonta y él un chulo con poca clase que se desespera al perder la mujer de la que vive.
Este cambio de protagonista y el empeño de Fosse por no conformarse con una narración lineal -hay unas gotas de cineencuesta entremezcladas con un flash-forward varias veces repetido- no beneficia en nada a la película, ya que ni aportan un suplemento de información, ni redimensionan en tragedia lo que no es sino un recuadro de la página de sucesos de cualquier periódico.
Hay, a pesar de todo, detalles espléndidos, como el haber elegido a Carroll Baker para el papel de madre de Dorothy, o el personaje de Hugh Heffner, que está presentado de manera que él y su mundo sí resultan creíbles, o la imagen que, indirectamente, se nos da de Estados Unidos, de su visión del éxito, sexo y juventud. Son logros importantes que libran a la película de ser simplemente una de tantas y justifican, en parte, las pretensiones de su director.
Babelia
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