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Reportaje:

Christo acaricia su sueño maldito

Tras 20 años de vanos intentos, el Gobierno estadounidense concede el permiso al artista para cubrir un río en Colorado - Los ecologistas se movilizan para evitarlo

"La vida es un momento efímero entre dos eternidades. Y los artistas Christo y Jeanne-Claude nos han entregado un momento aún más luminoso". Estas palabras tienen casi 40 años. No las pronunció un poeta sino un abogado, Ed Anderson, quien defendió a la pareja artística en los años setenta, cuando se atrevieron a desafiar a los rancheros californianos que se oponían con vehemencia a su proyecto Running fence (Cerca corrida). Sin la ayuda de Anderson esta vez, Christo acaricia ahora otro de sus descabellados sueños. Largamente añorado, lo tuvo hace exactamente dos décadas junto a su compañera y colaboradora artística Jeanne-Claude, fallecida en 2009: ambos querían cubrir el río Arkansas, en Colorado, con telas plateadas traslúcidas a lo largo de 60 kilómetros. Tras años de oposición administrativa y de los ecologistas, el proyecto tiene permiso para 2014, cuando se inaugure.

Las telas traslúcidas taparán en 2014 el cauce a lo largo de 60 kilómetros
El coste total de la obra, 38 millones, sale del bolsillo del creador

Se trata de una idea titulada Over the river (Sobre el río) que consiste en crear un manto intermitente sobre un cañón de las Montañas Rocosas donde puentes, carreteras, árboles y rocas interrumpirán su trazado, dividiéndolo en ocho secciones de unos 10 kilómetros en total, para jugar y adaptarse al sinuoso paisaje. Después de años de lucha, el Departamento del Interior (encargado de gestionar los recursos naturales del país) ha anunciado su visto bueno para el proyecto. Por primera vez en la historia, el Gobierno federal elaboraba un informe de impacto ambiental para una obra de arte, idéntico a los que habitualmente se reservan para las infraestructuras. Y a lo largo de 1.632 páginas se describían las recomendaciones para crear Over the river, que incluye normativa relacionada con el tráfico, animales y seguridad. "Estamos encantados. A todos los artistas les gusta que sus obras hagan pensar. Imagínense cuánta gente ha participado y ha tenido que pensar para elaborar un informe de ese tamaño", comentaba recientemente orgulloso el artista, que aún sigue hablando en plural.

Cuando el abogado Anderson pronunció las palabras que abren este texto, el mundo aún no estaba acostumbrado a las propuestas líricas y espectaculares de este binomio artístico que cambió los lienzos por el paisaje para pintar directamente sobre la realidad y crear utopías artísticas efímeras como aquella cerca de tela blanca, de 40 kilómetros de largo, que serpenteó entre colinas californianas transformándolas en un lugar entre irreal e imaginario. Running fence fue un proyecto que tardó cuatro años en hacerse realidad.

Durante las últimas tres décadas, la historia se ha repetido prácticamente con cada proyecto firmado a cuatro manos por estos dos creadores, que en 2009 se convirtieron en uno, aunque Christo, de 76 años, siga utilizando el nombre de su esposa para cofirmar sus obras. Primero la idea, después la búsqueda del lugar adecuado, luego los cientos de bocetos, los estudios de impacto ambiental y económico y después la interminable lucha burocrática para convencer a políticos, funcionarios y vecinos de la necesidad de enamorarse de locuras seductoras como las puertas de tela que tiñeron de color azafrán en 2008 Central Park, en Nueva York, proyecto que tardó casi 30 años en ver la luz.

Envolver en ropajes rosas algunas islas de Florida o llenar de sombrillas de colores los arrozales japoneses son solo algunos de los 20 proyectos que consiguieron poner en práctica a lo largo de cinco décadas, aunque otros tantos se quedaran en quimera. Suficiente en cualquier caso para convertirlos en dos de los artistas más influyentes de la segunda mitad del siglo XX.

En cada propuesta de Christo y Jeanne-Claude, que jamás han aceptado el primer no, una de las bazas fundamentales para convencer a sus detractores ha sido la parte económica, y Over the river no es una excepción: según el Departamento de Interior debería generar más de 120 millones de dólares (92 millones de euros) para los habitantes de la zona y cientos de miles de visitantes.

Además, el coste total de la obra, 50 millones (38 millones de euros), sale íntegramente del bolsillo del artista, que, como en sus proyectos anteriores, recauda los fondos mediante la venta de los bocetos de los mismos. Sin embargo, le queda convencer a las autoridades de dos condados por los que atravesará Over the river y a uno de los grupos que se creó hace años para oponerse a él, Rugs over the river (Alfombras sobre el río). Ellos son quienes, a través de una fuerte campaña puerta a puerta, están tratando de influir en la decisión final de los condados, sin cuyo visto bueno no tendrá lugar proyecto. Se oponen alegando que causará daños irreversibles en la vida animal, en el tráfico y en el río.

Hace unos años, durante una entrevista con este diario, los artistas aseguraron que cada vez que viajaban a Colorado llevaban guardaespaldas porque habían "llegado a recibir amenazas de muerte". La violencia parece haber bajado de intensidad y en la prensa local incluso los antaño detractores están comenzando a escribir piezas de opinión a favor de ese acto de poesía visual, cuya construcción debería arrancar el próximo verano y se prolongaría tres años, hasta su inauguración en 2014.

Christo, que ya en aquella entrevista se quejaba de la falta de tiempo ante el avance de la edad, confesaba recientemente que lo único que llenaba ahora su vida es este proyecto. "Solo leo el informe, todo el rato. Y todo lo que hago está relacionado con el trabajo. Ni amigos ni vacaciones. Nada. Era así para Jeanne-Claude y ahora es así para mí. Vivo a través del arte".

Boceto de 2010 de <i>Over the river.</i>
Boceto de 2010 de Over the river.TEJEDERAS

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