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Charles Saatchi defiende el 'triunfo de la pintura' en el siglo XXI

El coleccionista británico abandona a la generación del 'britart'

Los muñecos mutilados, el colchón con iconos sexuales, las vacas degolladas, el ángel de grandes alas y otras espectaculares obras de artistas britart han desaparecido de la galería londinense de su principal mecenas, el publicista Charles Saatchi. Su lugar está desde ayer presidido por el lienzo. Es la nueva apuesta del influyente coleccionista que reivindica para el siglo XXI el poder de la pintura frente al vídeo, la fotografía o las instalaciones de arte conceptual.

En su décimo año de andadura y en su majestuosa nueva sede al sur del Támesis, la galería Saatchi presenta la primera de las tres exposiciones consecutivas dedicadas en exclusiva al arte pictórico. Su título, El triunfo de la pintura, deja poco espacio a la imaginación y a las interpretaciones ambiguas. En el albor del siglo XXI, Saatchi apuesta por la pintura como "la vía más relevante y vital que eligen los artistas para comunicarse", abandonando así a la generación del britart, a creadores como Damien Hirst, Sarah Lucas, Tracey Emin o los hermanos Chapman, que habían centrado el grueso de sus inversiones desde finales de los años ochenta. De hecho, acaba de vender el tiburón en formol, oficialmente titulado La imposibilidad física de la muerte en la mente de alguien vivo, de Hirst, por un precio estimado en unos diez millones de euros, y el artista pidió a su marchante la recuperación del resto de sus obras en propiedad de Saatchi.

El triunfo de la pintura recupera en su primera fase a contemporáneos del britart, aunque sólo uno de los seis representados en la Saatchi se formó artísticamente en el Reino Unido. Éste es el caso de Peter Doig, nacido en 1959 en Edimburgo, criado en Trinidad y Canadá, y finalista al Turner en 1994. Sus colegas en la exposición trabajan en Europa continental: el austriaco Hermann Nitsch, la surafricana asentada en Amsterdam Marlene Dumas, el alemán Jôrg Immendorff, el holandés Luc Tuymans y el también alemán Martin Kippenberger, que murió en 1997 a los 44 años. Todos ellos se aproximan a la pintura, aunque no desde una perspectiva tradicional, sino como fuente de experimentación y con contenido de crítica social. A lo largo de 2005, pintores de generaciones más jóvenes ocuparán los huecos dejados libres por el britart por deseo de Saatchi.

Autoretrato de 1988 de Martín Kippenberger en la galería Saatchi de Londres.
Autoretrato de 1988 de Martín Kippenberger en la galería Saatchi de Londres.

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