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Cazaminas contra cazatesoros

La Armada detecta 128 pecios en el golfo de Cádiz durante la primera campaña arqueológica de su historia

Nadie quiere más Odyssey excepto Odyssey. Desde 2007, cuando el tesoro de oro y plata sumergido del buque Nuestra Señora de las Mercedes voló hacia Estados Unidos -y todavía no ha sido devuelto por la poderosa compañía de cazatesoros pese a las resoluciones a favor de España-, las Administraciones se han tomado en serio la protección del patrimonio arqueológico subacuático que, hasta entonces, se ejercía tímidamente y por barrios (Cataluña, Valencia y Andalucía eran las únicas comunidades con centros específicos). Tan en serio que la Armada ha destinado durante un mes al cazaminas Sella, diseñado para evitar explosivos enemigos, a rastrear el golfo de Cádiz para buscar restos arqueológicos.

La cámara del robot Pluto Plus captó imágenes a unos 200 metros

Es la primera vez que unidades militares se implican en esta tarea -ocurre tras el convenio que firmaron en 2009 los Ministerios de Cultura y Defensa-, pero se pretende consolidar en el futuro para elaborar cartas arqueológicas de todo el litoral español, uno de los más ricos en vestigios históricos con unos 3.000 pecios estimados.

En este mes, se han localizado en el golfo de Cádiz 1.300 contactos, de los cuales 128 son pecios -históricos o actuales- en profundidades que no superan los 200 metros. Ahora serán los arqueólogos quienes determinarán si tienen interés histórico o no (se realizarán inmersiones de buceo en los que están a menos de 50 metros y estudios mecánicos en los otros). Entre los 15 ya analizados, solo tiene valor un ancla del siglo XVIII. Entre los restantes, la mayoría serán descartados. "Pueden ser lavadoras", admite el jefe técnico de la campaña, Daniel González-Aller. Hay vestigios de lo que podrían ser unas ruinas urbanas y varias estructuras de barcos, pero ni rastro de los más deseados, el Santísima Trinidad (baja en la batalla de Trafalgar en 1805) o el Reina Regente (galeón hundido durante un temporal a finales del XIX). "Seguiremos buscando", anunció ayer a bordo del cazaminas la ministra de Defensa, Carme Chacón, que se desplazó a Rota (Cádiz). A su lado, la ministra de Cultura, Ángeles González-Sinde, dijo: "El mar no es una caja fuerte. Es más bien un libro donde se escribe la historia". "En el mar esos libros de historia muchas veces solo se pueden leer una vez, de ahí la importancia de conservarlos", precisó el consejero andaluz de Cultura, Paulino Plata.

"Donde unos ven un botín, nosotros vemos nuestra historia. Donde otros buscan oro, nosotros encontramos nuestro patrimonio. Donde otros quisieran expoliar, nuestra vocación es conservar", abundó Chacón. Un aviso a navegantes ansiosos de tesoros. Y la costa gaditana abunda en ellos: se estima que concentra entre el 17% y el 27% de los 3.000 pecios del litoral español. Conocer exactamente cuántos y dónde ayudará a protegerlos, en opinión de la directora general de Bellas Artes y Bienes Culturales, Ángeles Albert. "Lo que se documenta siempre es bueno para preservar", sostiene. Las cartografías que se obtengan no serán en ningún caso "información pública", aclara para despejar temores sobre si se estará dando bazas al adversario.

El mes de trabajo de la Armada ha contado con lanchas hidrográficas transportables y con cazaminas. "Detectan, clasifican, identifican y neutralizan, aunque esta última fase se ha suprimido en esta campaña", aclaró con una sonrisa el jefe técnico de la campaña. Las lanchas, que usan un sondador multihaz, especializado en rastreos de entre cinco y 200 metros de profundidad, y un sónar de barrido lateral, con capacidad de hasta 40 metros, hallaron 80 restos susceptibles de tener interés. De ellos solo uno ha sido identificado por los arqueólogos. Son unas anclas que ahora tendrán que ser datadas y valoradas.

Los cazaminas han podido encontrar otros 48 restos investigables, gracias al sónar de profundidad variable con capacidad para llegar a 250 metros de profundidad y el vehículo de control remoto Pluto Plus, un robot con cámaras de televisión que capta imágenes a 200 metros bajo el mar. "El trabajo más importante llega ahora, que es el de los arqueólogos. Ellos deben saber qué es de interés, identificar a qué época pertenecen y determinar su procedencia", detalló González-Aller.

Identificar los pecios es clave para poder protegerlos. En Andalucía ya se han tomado medidas como la de declarar bien de interés cultural un centenar de restos como zonas arqueológicas y zonas de servidumbre arqueológica. Lugares donde hay o se presume que hay piezas sumergidas del pasado que se protegen legalmente para evitar la visita de expoliadores o los daños provocados por futuras obras públicas o privadas.

Vehículo remoto submarino de la Armada.
Vehículo remoto submarino de la Armada.MINISTERIO DE DEFENSA

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