Ana Belén: "He dicho siempre lo que pensaba, a mí no me calla ni Dios"

Es posible que la intensa voz de Ana Belén (Madrid, 1951) pueda oírse menos durante una temporada (en esos periodos hay que buscarla en los escenarios), pero siempre termina volviendo. Esta vez convergen tres variables para el suceso. Por un lado, quizá la más importante: saca nuevo disco. A los hombres que amé es la reinterpretación de algunas de las canciones de 14 compositores españoles que han marcado, por un motivo u otro, su vida. Por otro lado, se acaba de conocer que será la protagonista, en detrimento este año del jienense Raphael, de la gala de Nochebuena de TVE. Y la última, como no, se acercan las elecciones, y la polifacética artista nunca ha ocultado sus inclinaciones políticas ni susurrado sus preferencias. Esta vez no ha entrado en campaña con anuncio de apoyo al PSOE (dice que no la han llamado, pero que no le hubiera importado) pero, asegura, sus preferencias siguen siendo las mismas. "Tendría que ser muy perra para callarme ahora después de haber pedido el voto en las elecciones pasadas, ¿no?", lanza.

Llevaba cuatro años sin meterse en el estudio, entretenida en asuntos de teatro y colaboraciones varias. Por eso no cantaba, explica. "Pero no hay un campo de expresión que me guste más que otro, cada cosa tiene su momento". Así que llegó una llamada de la discográfica y la idea de hacer algo con las canciones de compositores que estuvieron siempre cerca de su vida. Muchos -así es como suele trabajar Ana Belén- son amigos. Incluso, claro, planea la sombra de su pareja Víctor Manuel en una de las canciones. Están Joaquín Sabina ("es como mi primo canalla"), Kiko Veneno, Pablo Milanés, Luis Eduardo Aute, Joan Manuel Serrat (toma prestada su Cançó de matinada, cantada en catalán)... "Fue difícil elegir las canciones. Primero tenía que poder cantarlas, claro. Pero también quería que no fueran las más trilladas. En el repertorio de algunos de ellos, como el de Joaquín [Sabina] te pierdes", explica en una salita del hotel donde promociona su trabajo.

Y eso de trabajar siempre con amigos, familia (en este caso incluso su hijo se ha ocupado de la producción del disco) o esposo, ¿no es un poco complicado de gestionar? ¿No es mejor no mezclar negocios y amor? "A lo largo de los años no ha sido peligroso ni malo. Todo lo contrario. A lo que vamos es, generalmente a ir en la misma dirección. Yo no sé trabajar sola. Y eso es hacer equipo, buscar a la gente con la que tengas más confianza. Siempre pido tener buena relación con el equipo, aunque luego no tenga por qué mantenerse. Yo no entiendo eso de trabajar asépticamente".

Y con la pareja, ¿eso sí tiene que ser complicado después de tantos años? Porque Ana Belén y Víctor Manuel han formado durante décadas algo así como una de las relaciones perfectas de la cultura española, al menos estéticamente. "Trabajar así también puede generar conflictos, sí. Y el conflicto llega al escenario. Y luego negociarlo es complicado. Porque en el escenario das una palmada y te lo quitas, pero por dentro va que te has peleado... Aunque bueno, es como cuando haces teatro y tienes un disgusto porque ha muerto un amigo o tu padre está enfermo. Pero si sigo cantando con Víctor es porque me gusta, me divierto. Nadie me obliga".

Como tampoco le obliga nadie a decir lo que piensa de la política, ni siquiera lo que ha decidido votar. Pero siempre lo hace. Esta vez también. Asegura que votará al PSOE, pero que no está excesivamente preocupada por una posible victoria de la derecha. "Lo que viene va a ser muy gordo, y hasta el 20-N será una pesadilla de campaña. Pero vivo las elecciones con ilusión, desde la primera vez que pude votar", señala. "Después, esto se va a poner tan mal que se va a necesitar el consenso de mucha gente para que funcione. Eso sí, me preocupa que los avances sociales se queden en nada, que los que menos tienen lo pasen peor. La sanidad y la educación pública, como sucede en Madrid, se pondrán más difíciles. Pero personalmente no tengo ningún miedo".

El miedo tampoco lo siente al significarse. En un país tan de forofos, tan partidista como España, tan hooligan con las ideas políticas, como si la reflexión social fuera un campo de fútbol, decir en alto lo que se piensa, sea de un lado o de otro, es igual a comprometer un 50% de las ventas de tu trabajo si uno es artista. Dice Ana Belén que no le importa caer antipática a un cierto sector de potencial público. "Eso me lleva haciendo antipática desde el año 1974. Si les gustan mis discos, que los compren. ¿Pero crees que voy a pensar en eso?. La gente es muy mezquina. Enseguida se callan para que no les reste por ningún sitio. Yo he dicho toda la vida lo que pienso. Y no ahora que no pasa nada, cuando era jodido también lo hacía y no me importaba. Hace años era muy complicado, peligroso. Llegaban a tu casa y te ponían una bomba, como me sucedió a mí. Y mira, ya entonces tampoco me callaba ni Dios. Ahora, es bastante light".