Amy Winehouse está viva
Pese a la desconfianza la cantante británica se impone a Shakira en el segundo fin de semana de Rock in Rio
No es tan fiero el león como lo pintan. Incluso puede ser simpático. Y si nos ponemos excesivos, hasta puede dar un buen concierto. Hablamos de Amy Winehouse, una de las estrellas más esperadas ayer en el festival Rock in Rio. Ella marcó la diferencia.
Las porras de los últimos meses eran desfavorables a la cantante. ¿Aparecería Amy? ¿Montaría algún escándalo? Cristina, una seguidora de 27 años, momentos antes del concierto rezaba por dentro: "En las citas importantes Amy, cumple", decía mientras agarraba la mano de Maite, una niña de nueve años. A su lado Isabel, de 43, y Judith, de 13. Las cuatro eran la viva imagen de Amy -amplio moño y amplia raya del ojo-. "Molesta que se hable tanto de sus escándalos. Es una bomba, musicalmente hablando".
También lo es personalmente. Terrible y temida Amy Winehouse, tiene 24 años, un novio en la cárcel, problemas de anorexia y un enfisema pulmonar. La cantante británica llegó ayer a Madrid a las 8 de la tarde, para tranquilidad de los organizadores (tras su actuación algunos trataron de mover los hilos para que se quedase en Madrid de farra. No hubo suerte). Las peticiones de su camerino presagiaban tranquilidad. A saber. Jengibre, lima, limón, miel, frutas, yogur y pan de pita y de cebolla. Nada de alcohol. El vaso de vino del que bebió a sorbos pero sin pausa durante su actuación lo traía de casa.
Y es que ayer vimos la mejor cara de Amy, la de una de las grandes cantantes de nuestro tiempo. A las 9 de la noche apareció en el escenario principal con un ajustado vestido y un abismal escote. Atacó con Addicted y Just Friends y el público recuperado de la sorpresa inicial ("Está viva y ha venido", se decía) paró el festival. La heredera de Keith Richards en versión femenina no falló. Una banda consistente la escoltó en una actuación impecable llena de soul y reggae. Y aunque los zapatos de tacón le duraron sólo tres canciones -los sustituyó por unas zapatillas de suela plana- Amy cerró un buen concierto. Sin tirar cohetes.
Pero el día ya había empezado con calor. Los estoicos sufridores fueron Los Delinqüentes, que con una gorra de la Guardia Civil sobrellevaron un sol traicionero mientras el público bailaba sin parar.
Lo mismo ocurrió con Jamiroquai que pese a algún kilito de más y no estar en su mejor momento puso las pilas a las casi 75.000 personas que asistieron ayer, algo más que el fin de semana anterior. El portentoso espectáculo de Shakira, que no logró superar en expectación a Amy Winehouse. La colombiana apareció descalza y llenó el escenario. Es el prototipo perfecto de cantante para el Rock in Rio (que aprenda El Canto del Loco) y ayer reinó por encima de todos. Shakira puso el cierre a la primera jornada de un fin de semana que se espera completito y emocionante. Por lo menos en lo que a música se refiere. Y si no esperen esta noche a The Police. Si todo sale bien será un gran concierto. De esos que no se pueden perder.
El macro evento, a medio camino entre feria de muestras y festival de rock, abrió ayer la segunda fase de su programación tras un primer fin de semana que dejó un balance curioso por lo ecléctico. En lo musical y en lo publicitario. Por un lado el gigante Neil Young arrasó con una actuación prodigiosa como pocas. Por otro, no conviene ser cansinos pero hay que decirlo: Rock in Rio tiene sus propias reglas. Su éxito se reparte entre los ingresos de las entradas y los patrocinadores, casi a partes iguales. Vale, no le demos más vueltas. Es así y ya está. O lo tomas o lo dejas.
Babelia
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