Los 125 años de un puente emblemático
El puente de Brooklyn, símbolo de la ciudad de Nueva York, celebra con cinco días de festejos su aniversario
El puente de Brooklyn celebra desde este jueves y en plena forma su 125 cumpleaños, con una serie de actividades, pastelgigante incluido, que durarán cinco días y en las que participarán miles de personas. El puente -pionero en conectar la isla de Manhattan con el vecino barrio de Brooklyn- es mundialmente conocido por sus cables de acero entrelazados, pues fue el primero que se construyó con esta técnica, que ahora resulta todo un derroche de ese preciado material pero que le dio una resistencia inusitada para la época.
La estructura más representativa de la Gran Manzana tras la Estatua de la Libertad es el proptagonista de múltiples postales, camisetas y todo tipo de objeto turístico. Además la característica estructura colgante del puente y sus arcos neogóticos han aparecido también en todo tipos de películas, desde las clásicas de Woody Allen hasta Godzilla, Colverfield, Deep Impact o Soy Leyenda, entre otras, y en las que a menudo es destruido por monstruos, tsunamis, el maligno Magneto de la Patrulla X o las fuerzas aéreas estadounidenses.
Pese a todo ese imaginario apocalíptico, el robusto puente sigue en pie soportando el tránsito de miles de personas cada día y para celebrar su 125 cumpleaños la ciudad de Nueva York ha preparado una serie de festejos que comienzan este jueves con fuegos artificiales, conciertos y una iluminación especial de su cableado que esta noche están bajo la amenaza de una persistente lluvia.
Una construcción épica
La fiesta se prolongará durante el resto de la semana y parte de la siguiente, con música, cine, teatro, lecturas públicas, actuaciones en directo, picnics para disfrutar del atardecer y todo tipo de actos organizados por bares y locales cercanos al puente. Igualmente, se organizarán visitas guiadas para dar a conocer la historia del primer puente colgante, plagada de aventuras desgracias, como la de casi toda gran infraestructura.
Construido entre 1870 y 1883 y con sus más de 1.800 metros de longitud, el fotogénico puente fue diseñado por el ingeniero de origen alemán John Augustus Roebling, quien murió por el tétanos tras serle amputado un pie a causa de un accidente que ocurrió en el embarcadero durante las obras. Entonces, su hijo Washington Roebling tomó las riendas, aunque tuvo un problema de descompresión, mientras trabajaba en los pozos de cimentación bajo las aguas del East River, que le impidió mantenerse a pie de obra. Fue su mujer, Emily Warren Roebling, quien se encargó durante años de transmitir las órdenes de su marido a los obreros.
En los trece años que duró la construcción murió más una veintena de personas y se invirtieron más de 15 millones de dólares, pero 125 años después sigue permitiendo el paso de miles de peatones, bicis y coches cada día. Para ello, cuenta con dos niveles de vías, uno inferior con seis carriles para coches y uno superior, peatonal, que fue inaugurado el 24 de mayo de 1883. Aunque su estreno fue un éxito, poco después la broma de una mujer que decía que se estaba cayendo el puente causó una estampida en la que murieron doce personas.
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