Los maniquíes femeninos en Afganistán, el último objetivo de los talibanes
Los establecimientos de ropa femenina del país han amanecido con las figuras decapitadas o con el rostro completamente tapado
Los escaparates de ropa femenina de Kabul reflejarán, de forma aún más evidente, la tremenda represión que sufren las mujeres en Afganistán. A partir de ahora, las tiendas que tengan maniquíes femeninos tendrán que exponerlos sin cabeza o, en el mejor de los casos, con la cara cubierta. Los comerciantes podrán utilizar velos, papel de aluminio, telas o bolsas de plástico. Cualquier elemento es válido para cumplir con la última orden del régimen talibán. Los dueños de los comercios no han tenido otro remedio que acatar la ordenanza para poder seguir con sus establecimientos abiertos.
El Ministerio de Propagación de la Virtud y Prevención del Vicio, así se llama la institución que ha interpuesto la ordenanza, continúa con su plan de minimizar la presencia femenina en las calles del país. Además del simbolismo de los maniquíes, se han impuesto otras normas que recortan gravemente los derechos de la mujer en el país. El veto anterior fue la norma interpuesta por el Gobierno afgano para privar de educación a todas las mujeres mayores de 12 años, que también tienen cerradas las puertas de los institutos de secundaria y las universidades.
En los primeros meses tras la toma de Kabul, los talibanes trataron de ofrecer una imagen moderada a la comunidad internacional. El fin era que el mundo olvidara las violaciones de derechos humanos que se cometieron bajo su anterior periodo en el poder. Desde entonces, esa supuesta moderación está cada vez más en entredicho debido a que el régimen fundamentalista ha ido privando de forma progresiva a las afganas de los pocos derechos de los que aún disfrutaban. Lo que empezó con la clausura del Ministerio de la Mujer y el uso del burka obligatorio ha terminado coartando las libertades femeninas más básicas, como su libertad de movimiento. Las mujeres no pueden acceder a los parques o gimnasios y, salvo contadas ocasiones, deben ir acompañadas por un hombre para poder salir a la calle.
El régimen talibán asegura que defiende los derechos de las mujeres “definidos por el islam”. Es decir, que prohíben todo lo que no se permita de forma explícita según su interpretación rigorista de la sharia, la ley islámica.