Vídeo | La farmacia de Madrid que dona antígenos a personas sin papeles: “Es mi deber como sanitaria”
María Esteban, de la Farmacia Lavapiés, ayuda quienes quedan fuera del sistema sanitario, los más afectados por la pandemia
En la Farmacia Lavapiés, situada en el número 56 de la céntrica calle madrileña, no tienen croquetas. Así lo anuncian en el escaparate de la entrada. Tampoco antígenos para la detección de la covid-19, al menos los gratuitos de la Comunidad de Madrid. “Apenas llegan 30 o 40 y se agotan en cuestión de minutos”, asegura la farmacéutica María Esteban. Sí que le quedan existencias de los de pago, con un precio de 7,50 euros. Y tiene cerca de una decena guardados para quien no los pueda pagar o para los que no lo pueden conseguir con la tarjeta sanitaria de la Comunidad de Madrid, por no tener permiso de residencia: “Para mí la sanidad pública universal debería atender a todo el mundo, independientemente de dónde vienes o de a dónde vas. Si has trabajado o si no has trabajado. Si tu padre es bengalí o si tú eres senegalés. Es mi deber como sanitaria”.
El sistema para hacerlos llegar es muy parecido al de la economía circular. La boticaria ya lo puso en marcha con la entrega de mascarillas gratuitas de la Comunidad en 2020. Cualquiera que cuente con cobertura sanitaria puede acercarse a la farmacia y donar el test que le corresponde por ser poseedor del documento de la seguridad social. Si una persona se acerca al centro sin posibilidad de acceder a la prueba gratuita, entonces se le facilita uno de los cedidos: “Como en todo hay un poco de pillaje, pero nosotros conocemos muy bien a la gente del barrio, y sabemos quien lo necesita de verdad”. Por la escasez de entregas actuales, a la farmacéutica le es muy difícil calcular las pruebas que están entregando actualmente, aunque esperan que una vez solucionado el desabastecimiento se alcance un número parecido al de las mascarillas de la autonomía que han donado y que supera las 1.500. El centro también cuenta con cheques de cinco euros para comprar material sanitario a las personas que quedan fuera del sistema.
Aquellos en situación irregular quedan aún más desfavorecidos por la pandemia. Al no tener acceso a la asistencia primaria, muchos enfermos temen “ser expulsados por detectarles un positivo” y esperan a que los síntomas se agraven, con el consecuente peligro para su vida y el encarecimiento para el sistema sanitario, explica Esteban. A ello se añade la barrera del idioma, algo que la farmacia tratará de solucionar con vídeos de instrucciones en otros idiomas, como el inglés o el bengalí, que publicarán en sus redes sociales, como ya hicieron con las medidas de prevención contra el virus.
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