Benidorm Fest 2025: Melody, J Kbello y las sorpresas de Mel Ömana y Mawot completan la lista de finalistas
El sábado competirán con los otros elegidos (Lachispa, Kuve, Daniela Blasco y Lucas Bun) para representar a España en Eurovisión
Melody, J Kbello, Mel Ömana y Mawot son los artistas que completan el listado de ocho finalistas al Benidorm Fest 2025. Se medirán este sábado junto a los clasificados del martes, Lachispa, Kuve, Daniela Blasco y Lucas Bun, en una gala que se retransmitirá en directo La 1 (22.00). Competirán por ganar el certamen alicantino y representar a España en el festival de Eurovisión, que se celebra en mayo en Basilea (Suiza).
¿Qué puede hacer un jurado o un público votante en un certamen musical cuando los aspirantes más sólidos en el directo cuentan con las propuestas sonoras menos inspiradas y viceversa? Solo Mel Ömana, la gran revelación de esta segunda semifinal, ha dado la talla en cuanto a voz, composición, coreografía y realización con su I’m a Queen. Aunque tanto la audiencia como el jurado han coincido en tres de los cuatro elegidos, como ocurrió en la semifinal del martes. Gracias al apoyo del voto profesional, Mawot también ha dado la sorpresa y ha logrado un pase para la final del sábado. El apoyo del público, sin embargo, no ha servido para que DeTeresa llegue a clasificarse.
Melody se ve abocada a recordar una y otra vez que es una fuera de serie sobre el escenario. Es tan diva que se sabe con el talento suficiente como para salvar hasta la canción más mediocre. Su voz es arrolladora y precisa, a pesar de las virguerías a las que somete a sus cuerdas vocales y de los problemas técnicos que han afectado al momento álgido de su actuación, que la cantante espera subsanar en el pase del sábado. También cuenta con presencia escénica. Su tema Esa diva hace honor a su título. En la letra habla de sí misma en tercera persona y se rodea de una escenografía tan excesiva como ella, pero lo hace con una melodía que no resulta muy actual.
J Kbello ha recordado que Ricky Martin es uno de los artistas latinos de mayor éxito global de la historia, y también que, a la postre, el puertorriqueño ha resultado todavía más seminal que Julio Iglesias a la hora de incrustar un estilo concreto en el ADN de varias generaciones de artistas españoles. Su propuesta VIP calca, tanto en lo musical como en lo coreográfico, canciones que ya han competido en ediciones pasadas del Benidorm Fest. Pero la época dorada de Ricky Martin en la música terminó hace más de una década. Su candidatura es toda una paradoja viniendo de un cantante que, precisamente, bordeó el oxímoron demostrando una gran personalidad artística en un concurso de versiones. El año pasado, en Cover Night (La 1), tuvo la audacia de dar con un acertado giro a un tema tan manido como En el amor todo es empezar, de Rafaela Carrá, fusionándolo con SloMo delante de la propia Chanel, quien ocupaba en ese momento el rol de jurado de la competición.
Completa el cuartero de finalistas Mawot, uno de los artistas más veteranos de esta edición, que ya participó en el antiguo Festival de Benidorm, el de Julio Iglesias y Raphael. Esta vez lo ha intentado, afinadísimo, con una canción que arrancaba con la esencia y la tesitura de un Miguel Bosé anterior a su era antivacunas para luego abrazar sin complejos a la canción melódica italiana de los ochenta en Raggio di Sole.
DeTeresa ha sido descalificada a pesar de ser una de las favoritas del público. La madrileña ha cumplido con una de las tradiciones del Benidorm Fest, el festival de la teta con forma de bola terráquea de Rigoberta Bandini y del club libérrimo y clandestino de espíritu drag de Nebulossa. En su caso, ha combinado elementos tan dispares como un minúsculo tanga masculino y un gigantesco toro de lidia para montarse un trío con las dos Españas mientras ha interpretado La pena, un híbrido musical que deviene en copla technopop. En la letra viene a decir que por la culpa culpita de una sucesión de hombres tiene negro negrito su corazón. Y que ya se ha acostumbrado a ello. En el escenario, mientras uno de sus bailarines enseñaba su reducida ropa interior, ella se disponía a cabalgar un falso toro. “Vengo dispuesta a unir a gays y fachas. Me van a caer críticas de los dos lados, pero me la pela”, adelantaba ella misma este lunes en la ciudad alicantina. Lo que desea con su escenografía, explica, es reivindicar los iconos españoles y alejarlos de significados políticos para acercarlos a las generaciones más jóvenes.
La profesión de influencer empieza a tener suficiente solera como para que ya se establezcan sagas familiares, como la de Celine Van Heel. Su abuelo, Andrés García-Carro, es gracias a ella estrella nonagenaria de las redes sociales, conocido como The Spanish King, y protagonista del vídeo de Alfred García cuando se presentó al Benidorm Fest. Ahora, ayudada precisamente por el cantante catalán, esta prescriptora de moda y tendencias ha debutado en la música con La casa. En su caso, no abraza los ritmos latinos de Ricky Martin, sino los de Héctor Lavoe, con una salsa muy digna y que cumple con todos los cánones del género, pero que solo sorprende porque nace de una veinteañera rubia, políglota, hispano-neerlandesa y nacida en Atenas.
Carla Frigo tiene el mismo problema que J Kbello, que su tema y puesta en escena resulta tan poco rupturista que no hace falta remontarse muy lejos, a la primera semifinal del Benidorm Fest de este pasado martes, con un perfil similar al de Daniela Blasco y Kuve, dos de las candidatas que lograron un pase a la final. El overbooking de Beyoncés y Jennifers López, de sucedáneos que repiten la fórmula compuesta por seducción vocal, piruetas y pirotecnia, siguiendo la estela de dos mitos eurovisivos recientes como Chanel y Eleni Fureira, ha jugado en su contra y no ha logrado el apoyo de jurado ni de audiencia. También le ha ocurrido a Henry Semler, con No lo ves, que, como toda balada, ha ido de menos a más, aunque sin llegar nunca a explosionar.
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