_
_
_
_
COLUMNA
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Yo también tengo sentimientos religiosos

Me ofende la existencia del artículo 521 del Código Penal, en sus dos apartados: el que castiga las ofensas a los creyentes y el que castiga las ofensas a los no creyentes

Lalachus Nochevieja
La cómica Lalachus muestra la estampita con la vaca del concurso 'Grand Prix', de TVE, el 31 de diciembre.
Sergio del Molino

Yo no tengo sentimientos religiosos. Hasta esta semana, me tenía por alguien inmune a la ofensa, salvo aquellas que se infligen directa y personalmente. Me molesta que un fumador me eche el humo a la cara, que unos borrachos se meen en la puerta de mi casa, que me agredan las narices con perfumes, que me manoseen, que me griten al oído, que me saquen a bailar cuando he dicho que no quiero o que un extraño me cuente su vida para que escriba una novela con ella. Era incapaz de ofenderme por asuntos que no me tocasen, apestasen o pringasen. Lo que hicieran los demás en sus casas y con sus cosas me la traía al pairo. Hasta ahora.

Tras el timo de la estampita de los Abogados Cristianos y Hazte Oír contra Lalachus, he descubierto que me ofenden muchas cosas que no me afectan personalmente. No soy distinto a un obispo o a un cargo provincial de Vox. Si me pinchan, salto igual.

Me ofende, lo primero, la existencia del artículo 521 del Código Penal, en sus dos apartados: el que castiga las ofensas a los creyentes (párrafo 1) y el que castiga las ofensas a los no creyentes (párrafo 2), que me defiende a mí de unos ataques de los que no quiero ser defendido. Me ofende que, desde 2018, los sucesivos gobiernos de Pedro Sánchez hayan sido incapaces de conformar una mayoría para derogar ese artículo más propio de teocracias que de democracias. Me ofende que desde septiembre no se haya tramitado nada pese a que se anunció en aquel plan de regeneración del que ya nadie se acuerda.

Me ofende la malicia cizañera de la derechita ultra, que no encuentra otra forma de ocupar titulares que insultar a una mujer que trabaja en la televisión y dirigir las hordas del odio contra ella. Me ofende el oportunismo miserable de tantos cargos, carguitos y correveidiles marrulleros. Me ofende que los obispos solo usen sus altavoces para unirse a la jauría que acosa a una cómica. Me ofende —y me cansa— que cada pequeño chiste de relleno sea el argumento de una nueva batallita cultural. Y me ofende que me ofenda tanto porque sé que mi ofensa es cómplice de su juego sucio y que lo suyo sería ignorarlos y seguir riéndome con Lalachus. Pero qué le voy a hacer, si al final yo también tengo sentimientos religiosos que se hinchan y explotan de vez en cuando.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Sergio del Molino
Es autor de los ensayos La España vacía y Contra la España vacía. Ha ganado los premios Ojo Crítico y Tigre Juan por La hora violeta (2013) y el Espasa por Lugares fuera de sitio (2018). Entre sus novelas destacan Un tal González (2022), La piel (2020) o Lo que a nadie le importa (2014). Su último libro es Los alemanes (Premio Alfaguara 2024).
Rellena tu nombre y apellido para comentarcompletar datos

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_