Campanadas de Nochevieja con Lalachus y David Broncano: la risa madre

Lalachus salió con los rulos puestos en el telediario de las nueve de la noche a modo de aperitivo. Defenderse con la cabeza convertida en una especie de capitel corintio es harto complicado, pero así es Laura. Asomó por la pantalla con la mandíbula contenida y demostrando que hoy, como ayer y antesdeayer, le importa un bledo lo que opinemos de su aspecto. A esa hora los encargados de cocinar en casa llevaban, seguro, recogidos capilares peores. Luego, por si acaso, segundos antes de engullir la primera uva, recordó a los presentes que a ver si dejamos de opinar de los cuerpos ajenos. Ojalá siga siendo la mujer del momento durante muchos momentos más.

A las 23.40 apareció vestida de diosa y con el pelo de una diva de serie estadounidense de los ochenta, gritando: “¡Ay, qué fuerte!” y convertida en un manojo de nervios. Presentó a su pareja de baile, David Broncano, vestido con camisa y pajarita tan blancas como la piel de su rostro, flipado perdido, haciendo publicidad a los neones de Gonzalez Byass que coronan uno de los edificios de la Puerta del Sol. Apareció entre ellos con unos calcetines rojos que le regaló David Bisbal, el mismo bombo de La revuelta y toda la jeta del mundo.

Lo de esta pareja, oro de Jaén y titanio de Fuenlabrada, fue como se esperaba. Disparatado, pura improvisación, la risa madre. Sin guion pero con un puñado de cámaras, en perpetuo estado de ensayo general. Aquí unas cuantas broncanadas: “Lala, fíjate, de Fuenlabrada al ático de Sol”. “Empezamos con la broma y aquí estamos en las campanadas de Televisión Española”. “Un saludo para toda la gente de Castilla La Mancha, que sois los mejores”. Todo verdades.

Los muchachos sacaron megáfonos y pusieron morritos, y en un momento dado a alguien le pareció bien enfocar a los vecinos, Cristina Pedroche y Alberto Chicote. Y con ellos llegó el despiporre. “Vaya presencia física Chicote, niño”, dijo Broncano. Y el cocinero, mientras, de perfil y estrenando gafas de Woody Allen. Y la de Vallecas, mientras, con plumas de vedette de rechupete.

¿Lo hacemos o no?, pensaron los de TVE. ¿Vamos con lo institucional o con la chufla? Y ganó la risa como debería ganar siempre. Les gritaron y ellos tímidamente respondieron con la manita a lo infantes de España. Pero hubo consenso ahí y armonía y ojalá a todas las Españas les pareciera bien. Luego conectaron con Canarias y comprobamos, aunque solo fuera durante unos segundos, lo bonito que es Arucas.

Hubo mensaje de Broncano pidiendo vivienda digna, hubo cuartos, campanadas y fuegos artificiales. Felicitaciones en todos los idiomas oficiales. Hubo jarana y juerga, por si el año que viene TVE opta por otro dúo. Porque ambos, David y Laura, son conscientes de que están en esa etapa de sus vidas en las que todas las monedas salen de cara.

Hubo un plano precioso, de ellos dos celebrando el año nuevo y dando saltos de alegría con tres invitados sorpresa en el set de la televisión pública. “La moñecada”, les llamó Lala. Tres de los que se visten de muñecos para amenizar a los turistas que llenan siempre la Puerta del Sol. Esos que se hacen foto con los niños para pedirle pasta luego a los padres. Había ahí un Bart Simpson que podría confundirse, con una copa de cava de más, con un Lunni. Otro vestido de gorila y un tercero con algo azul y gafas de guasa con el 2024. Lo dicho, un disparate. Como casi todo lo que pasa en la Puerta del Sol a cualquier hora. Feliz 2025.