Cuenta atrás para las películas de Navidad que dices que no ves pero ves
Cada vez antes, desde que acaba Halloween, en las parrillas asoman filmes navideños. La temporada ya ha empezado
¿Por qué nos gustan las malas películas de Navidad? Es la pregunta con la que la periodista de EL PAÍS especializada en televisión Natalia Marcos abría la semana pasada su boletín semanal [si aún no lo recibes, puedes apuntarte aquí]. Entertainment Weekly ha hecho cuentas y en 2024 se estrenarán 109 nuevos telefilmes de Navidad. Canales como Lifetime o Hallmark se vuelcan desde otoño con programación navideña. Este último, en concreto, ha visto cómo este tipo de producciones lo convirtieron en el último año en uno de los canales de pago más vistos en Estados Unidos: un total de 3,3 millones de espectadores vieron su película navideña más exitosa de 2023, A Merry Scottish Christmas.
A este furor se suma que la Navidad (y con ella todo lo que implica) llega cada vez antes, por obra y gracia de los mecanismos del marketing. Como cuenta Marcos, justo el día después de Halloween, Netflix publicó en su web oficial su recopilación del contenido navideño que ha preparado para las próximas semanas, nutrido de títulos como Nos vemos la próxima Navidad (Meet Me Next Christmas), estrenada el pasado miércoles; la nueva de Lindsay Lohan, Nuestro secretito, o Un muñeco de nieve para derretirse, la historia de —sí— un muñeco de nieve que cobra vida.
¿Qué nos activan por dentro este tipo de películas que en unos días estaremos devorando en las sobremesas de Antena 3? ¿De dónde viene su éxito, aunque para muchos verlas sea una especie de placer culpable? Entre los motivos, la periodista señala: “Son historias que ofrecen confort y seguridad. En sus tramas no van a ocurrir giros que no has visto venir”. Al final, parece que la clave vuelve a ser una necesidad por huir de un mundo poco amable, el real. “En tiempos de incertidumbre (como ocurrió con la pandemia o como sucede ahora con la tragedia de la dana o la victoria de Trump), el cerebro busca esquemas controlables en los que refugiarse”, añade Marcos.
En la newsletter semanal de televisión de EL PAÍS, cita también un artículo de The Huffington Post del año pasado con la opinión de varios expertos sobre el tirón de estas películas. “Otra de las razones que esgrimían es que ofrecen soluciones simples a problemas complejos como encontrar pareja, tratar los conflictos en una relación, lidiar con el trauma infantil o afrontar el duelo por un ser querido. También son un chute de optimismo (aunque sea de forma temporal) para quienes no llevan bien estas fechas. Por supuesto, tienen un fuerte componente de escapismo e incluso pueden conseguir elevar los niveles de endorfinas. Y a nuestro cerebro le encanta los finales felices y predecibles, algo que abunda en estas películas. Sería el equivalente a la satisfacción rápida que da la comida basura”, escribe Marcos.
Hoy es el día en el que miles de ejecutivas estadounidenses que odian la Navidad se quedarán atrapadas en un pequeño pueblo de Vermont por una avería en su coche o por la cancelación de un vuelo. Allí, recuperarán la ilusión por las fiestas y se enamorarán de un veterinario.
— Peli de Tarde (@PeliDeTarde) December 24, 2021
Más allá de cintas en la línea A Merry Scottish Christmas, hay clásicos navideños que cada año vuelven a las parrillas televisivas. El crítico de cine Javier Ocaña recogió en un artículo de EL PAÍS 10 grandes películas de Navidad para ver en plataformas que no son las de siempre. Ofrecía una “lista alternativa de títulos que formaron parte del canon navideño”. En esa ocasión, de los setenta y principios de los ochenta.
[Recibe cada semana la newsletter de televisión de Natalia Marcos, con las novedades de canales y plataformas]
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.