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Columna
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Los que se quejen por el espanto son antisemitas

Nadie en posesión de un mínimo de humanidad olvidará el Holocausto. Pero igualmente deberían de sentirse horrorizados ante la impune y salvaje respuesta de Israel después de la barbarie que sufrieron hace un año por parte de Hamás

Varios palestinos revisan el estado en que han quedado los edificios tras un ataque israelí en el campo de refugiados de Tulkarem que mató al menos a 18 personas este jueves.
Varios palestinos revisan el estado en que han quedado los edificios tras un ataque israelí en el campo de refugiados de Tulkarem que mató al menos a 18 personas este jueves.ALAA BADARNEH (EFE)
Carlos Boyero

Me contó mi amigo Borja Hermoso que tuvo que reunir fuerzas e intentar aplacar su nerviosismo cuando fue a entrevistar a George Steiner a su casa de Londres. Le impresionaba tanto aquel señor que sabía todo de multitud de cosas y lo expresaba con una escritura admirable. Y constató que el personaje estaba a la altura de su obra. La última pregunta que le hizo fue: ¿Qué es ser judío? Steiner le respondió: “Ser judío es leer un libro subrayando con un lápiz porque crees que puedes escribir uno mejor”. También leí un artículo de Steiner en el que declaraba que su pueblo se ha dedicado fundamentalmente a lo largo de la historia al mundo de la Cultura y al de la Economía. Imagino que como medidas infalibles de supervivencia. También soy consciente y agradecido de que una parte masiva de la gente que me ha donado felicidad en tantos momentos de mi existencia a través del cine, los libros, la música y otras artes son de origen judío. Tampoco puede ser casual que tres personajes que revolucionaron la historia y descubrieron tantas cosas de transcendencia universal, o sea, los señores Albert Einstein, Karl Marx y Sigmund Freud sean judíos. Al igual que un porcentaje abrumador de los Premios Nobel de Ciencia.

Y nadie en posesión de un mínimo de humanidad, de cerebro y de corazón, olvidará el Holocausto. Pero igualmente deberían sentirse horrorizados ante la impune y salvaje respuesta de Israel después de la barbarie que sufrieron hace un año por parte de Hamás. Israel está multiplicando su castigo sobre multitud de inocentes. Digo yo que los niños, los enfermos y la población civil lo son. Todos nos sensibilizamos mogollón con el asesinato de la infancia, con su hambre, su acorralamiento, su intemperie. Pero los verdugos lo llaman daños colaterales. Y utilizan un término aún más cínico que fanático contra los que claman ante lo que están perpetrando. Los que protestan contra su barbarie es porque son antisemitas. Esa desvergüenza provoca escalofríos en cualquier ser racional.

¡Ay, lo de los poderosos y los pringaos!, la eterna historia del mundo. Y bueno, no pasa nada, a nosotros el espanto nos pilla muy lejos. Y Ucrania también está en otra parte. La tragedia nos afectará si Oriente se convierte en una hoguera universal, si el petróleo y otras cosas que necesitamos todos empieza a destruir nuestra forma de vida, si los occidentales comenzamos a sentir mucho frío y a que sea prohibitiva la cesta de la compra. ¿Tiene fecha de entrada el Apocalipsis? Pues a lo peor, sí. Y nos joderá a todos. A los que van tirando, a los pobres y a los ricos.

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