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Dejar el instituto, el gran reto de las series adolescentes: del “año limbo” de ‘Compañeros’ a Zendaya como detective en ‘Euphoria’

La graduación de una ficción sobre un colegio es un momento clave para su supervivencia. Las opciones incluyen nuevas generaciones de alumnos y cambios de escenario

Sydney Sweeney
Sydney Sweeney, en una imagen de 'Euphoria'.
Eneko Ruiz Jiménez

Quimi y Valle, de Compañeros, repitieron curso. La serie iba tan bien, con capítulos superando los cinco millones de espectadores, que no podían arriesgarse a perder a la pareja romántica de la que España hablaba. Al final, aun así, se graduaron con el resto. Su vida escolar se había alargado por cuestiones de audiencia. Los guionistas habían sumado un curso más a secundaria, al que llamaron extraoficialmente “el año limbo”, recuerda Manuel Ríos San Martín, productor ejecutivo desde la tercera temporada. Gracias a este encaje, todos se equipararon y el elenco permaneció en antena una temporada extra. Incluso si, como dolor de cabeza para la script, tenían que forrar todos los libros para que no se viera qué edad tenían. Era la jugada que les quedaba antes de enfrentarse al Rubicón por el que pasan las series de instituto: cuando los protagonistas tienen que salir de sus aulas y romper el status quo.

A miles de kilómetros, y más de 20 años después, una serie muy distinta se asoma a un brete similar. Como pasó con Eva Santolaria (Valle) y Antonio Hortelano (Quimi), que pidieron salir para dedicarse a otros proyectos, los actores de Euphoria han alcanzado una fama más allá de la televisión. Su edad les hace cada vez más inverosímil ser personajes de 16 años: Zendaya, Sydney Sweeney, Jacob Elordi y Hunter Schafer tienen entre 25 y 27, y Alexa Demie, la única no envuelta en grandes producciones de Hollywood, supera los 33. Si volvieran al instituto parecerían más los protagonistas de Sensación de vivir o incluso de esa Aulas vacías, corazones llenos que parodiaba Anabel Alonso en 7 vidas. Y Euphoria era una serie realista, así que HBO solo tiene claro que en la tercera temporada habrá un salto temporal que los saque del aula.

Valle (Eva Santolaria) y Quimi (Antonio Hortelano), en una imagen de 'Compañeros'.
Valle (Eva Santolaria) y Quimi (Antonio Hortelano), en una imagen de 'Compañeros'.

Hay pocas decisiones sin precedentes, desde las elecciones más surrealistas a las más tópicas. El creador Sam Levinson planteó convertir a la Rue de Zendaya en detective privado, según The Hollywood Reporter. Ni siquiera eso sería novedoso. Veronica Mars, al abandonar primero el instituto y luego la universidad, ya protagonizó una temporada como agente del FBI, y Betty, de Riverdale, pasó a ser policía al graduarse. Más contemporánea, pero casi más sorprendente, es la otra opción que propuso Zendaya: convertir a su personaje en madre por vientre de alquiler, llevándola a un estadio más de su autodestrucción. Ninguna de las ideas gustó al canal, por lo que han pospuesto el rodaje y las estrellas trabajan en otros proyectos mientras esperan a ver si la serie sobrevive y estrena en el anunciado 2025, tres años después de su último episodio.

En Élite ni se plantearon que triunfaran tanto como para continuar. Sus actores tenían contrato por tres temporadas. “Luego planteamos seguir las vidas de los personajes en la universidad, en sus primeros trabajos o en su año sabático. Pero pensamos que sería más interesante convertir a Las Encinas en nexo”, recuerda uno de sus creadores, Carlos Montero: “La mitad del elenco también quería emprender nuevos proyectos”.

Élite
El elenco de 'Élite', en su primera temporada.

“Lo bueno en Compañeros es que los profesores eran principales y teníamos claro que el protagonista era el colegio y las tramas escolares. El Azcona era la continuidad”, replica igual Ríos sobre la diferencia con la serie de Antena 3, lanzada por Manuel Valdivia, respecto a otras como Sensación de vivir o Salvados por la campana, que simplemente decidieron trasladar a sus personajes a una ficticia Universidad de California. Cambiaba el escenario, pero no se movía nada. En Yo y el mundo incluso se mudaron junto al profesor, el icónico Mr. Feeny, poniendo los límites de la verosimilitud más altos.

Ni así es sencillo recapturar la magia dos veces. Salvados por la campana: los años de universidad, más centrada en las tramas románticas, solo duró 19 episodios. Además de la continuación, la comedia también diversificó la estrategia con un renovado elenco de alumnos, pero esta vez en una segunda serie derivada, Salvados por la campana: la nueva generación, que mantenía profesores y al carismático Screech como ayudante. Hoy no es tan recordada, aunque tuvo 143 capítulos, hasta el año 2000.

El elenco original de 'Salvados por la campana'.
El elenco original de 'Salvados por la campana'.

La opción de Compañeros fue la de cambiar el alumnado. Ya en su última temporada, Hortelano y Santolaria negociaron tener menos capítulos, y la decisión fue inevitable. “Hicimos un cásting muy largo desde cero, porque no queríamos repetir los arquetipos en el nuevo grupo. Es verdad que volver a capturar la química de la primera pandilla era difícil, habían congeniado”, rememora Ríos. El personaje de Manuel Feijóo se mantuvo como becario del profesorado, otro clásico de estos cambios. El nuevo elenco duró dos temporadas.

En Élite, el proceso fue escalonado, y se ha repetido en varias ocasiones: “El reto era que los nuevos entraran con fuerza, pero no eclipsaran a quienes quedaban. Te quedas con los que se quieren quedar, aunque también nos ha pasado que sentíamos que alguno no daba más de sí”, cuenta Montero, que estuvo en el equipo del instituto infinito de Física o química. “Cuando tienes dos temporadas por delante y están en el último curso, empiezas a dilatar meses. Funciona hasta cierto punto”.

Y que algo funcione dos veces es casi imposible. “¿Cómo mantener la esencia en otros personajes? ¿La mantenemos o evolucionamos? ¿Acertaremos con los nuevos? ¿Sonará repetido o demasiado distinto?”, cuenta Montero sobre las discusiones en la mesa de guion. Glee grabó incluso un reality show para elegir a su nueva generación, pero el carisma fue imposible de replicar, y los productores se dieron cuenta según avanzaba la temporada. El instituto, que incluía también algún repetidor veterano, fue desapareciendo en favor del viaje de Lea Michele y Chris Colfer a Broadway, donde se encontraban con Shirley MacLaine, Whoopi Goldberg, Sarah Jessica Parker o Kate Hudson. El musical tuvo que lidiar, además, con la muerte de uno de sus graduados protagonistas, Cory Monteith. Lo mismo le sucede ahora a Euphoria, que entre temporadas ha perdido al actor Angus Cloud.

Compañeros, en realidad, también optó por un salto temporal, pero echando mano de una estrategia distinta: una película final. Ríos San Martín dirigió No te fallaré, que giraba el tono hacia una aventura de acción y persecuciones tres años después del instituto. La idea era hacer más películas con los dos mismos protagonistas que, mientras maduraban, saltarían a géneros como el terror.

Hoy, hasta eso está inventado. En una de las graduaciones más sorprendentes de la historia de la televisión, Archie, otro repetidor, abandonó Riverdale con sus compañeros. Entonces, de un capítulo a otro, la serie daba un salto temporal de siete años, cuando el joven más icónico de la cultura popular de EE UU volvía de la guerra. Un cambio que transformó la serie de ser una historia sobre un instituto donde había crímenes y algún giro satánico, a una serie con realidades paralelas, brujas, viajes temporales a los años cincuenta y resurrecciones de muertos. En televisión, hay pocas decisiones más arriesgadas que dejar el instituto.

¿Algún consejo para Euphoria? “Lo bueno es que los creadores y guionistas de Euphoria lo último que necesitan es mi consejo”, bromea Montero, ya experto en reinvenciones adolescentes.

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Eneko Ruiz Jiménez
Se ha pasado años capeando fuegos en el equipo de redes sociales de EL PAÍS y ahora se dedica a hablar de cine, series, cómics y lo que se le ponga por medio desde la sección de Cultura. No sabe montar en bicicleta.
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