El olor del fracaso
El caso de Mónica Cervera nos llama la atención porque un día fue famosa, y hoy duerme en un banco
Mónica Cervera, aquella actriz tan simpática y peculiar que un día fue famosa y que desapareció del panorama hará unos años, vive en un banco en Marbella. Desde que Semana publicó la noticia han sido varios los medios que se han acercado a —hablando claro— incordiar a la exintérprete en su durísimo día a día. El programa Fiesta ha enviado a un lampiño reportero a mostrarnos el sitio concreto en el que Mónica hace su vida. “Este es el banco en el que estaría durmiendo, comiendo… vamos, que Mónica estaría viviendo en este banco”.
El reportero se ha visto obligado a llenar casi cuatro minutos con palabrería y nervios porque Mónica, con muy buen criterio, no ha querido entrar en directo. No obstante la han grabado a escondidas para regalarnos unas duras declaraciones. “Habéis estado 15 años sin mí. Y de repente, ¿ahora os preocupáis por mí? ¿De qué?”. Antes de eso en el programa ya habían hecho tertulia al respecto varias personas que nunca han cruzado una palabra con ella. Imagino que las personas que sí la han tratado no habrán querido hacer declaraciones porque tienen corazón y prudencia.
El caso de Mónica Cervera nos llama la atención porque un día fue famosa, y hoy duerme en un banco. La fama, por extraño que parezca, no va necesariamente acompañada de dinero. Hay, ha habido y habrá famosos que ingresen menos de 6.000 euros anuales. Hay, ha habido y habrá famosos que un día, tras haber tocado el cielo, acaben viviendo en la calle. El fracaso huele. Desprende un hedor del que todo el mundo se aleja. Y si hay algún problema añadido, tenemos la receta del desastre. Estoy segura de que en estos días en los que tanto se habla de Mónica Cervera hay actores tratando de que algún periodista haga una pieza sobre su obra de teatro o su corto. Pero hasta que no estén durmiendo en un banco no serán noticia.
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