TVE prepara una serie policial sobre la cara oscura de la Transición
La trama de ‘Demokracia’, protagonizada por las primeras mujeres agentes, está inspirada en la España real de 1979 y ambientada en un barrio de Vallecas
Con la perspectiva del tiempo, muchos historiadores han trazado una nueva mirada de la Transición española para concluir que aquella época de consensos y pactos en la que se afianzó la democracia no fue tan ejemplar ni tan idílica. El investigador David Ballester ha desgranado en un libro cómo vivió en primera persona la represión policial durante las manifestaciones en Barcelona y la violencia de las fuerzas de seguridad para controlar movilizaciones ciudadanas y acciones contestatarias. Obras como La Transición sangrienta, del escritor y periodista Mariano Sánchez Soler, muestran la cara menos armoniosa y pacífica del periodo comprendido entre 1975 y 1983: casi 600 personas fallecieron por motivos políticos, en las comisarías, en las cárceles, en atentados o durante las protestas ciudadanas. Los guionistas Pedro García Ríos y Rodrigo Martín Antoranz se han inspirado en este contexto político y social para desarrollar la serie de TVE Demokracia, un thriller policiaco cuya acción se remonta a 1979, cuatro años después de la muerte de Franco. Una ficción que destila un aroma similar al drama carcelario retratado en la película Modelo 77, ganadora de cinco Premios Goya.
García Ríos confiesa que lleva 20 años intentando contar aquella etapa turbulenta de la historia reciente. “Es pura necesidad, pero nunca he sabido cómo enfocarla. Tal vez no estaba preparado para abordarla”, advierte. “Nací en 1964 y en 1979 tenía 15 años. En ese momento, España está dando un cambio brutal. Todo es extraño, diferente”. De aquellos años no le interesaba la archicontada Movida, sino que quería poner los ojos en esa generación perdida enganchada a la heroína, en la lucha de las Madres Contra la Droga y en la conquista de derechos por parte de las mujeres, que no podían obtener una tarjeta bancaria ni sacarse el pasaporte o el carné de conducir sin autorización marital.
Pese a ser una ficción, la serie se inspira en la España real. Martín Antoranz recalca que, sin estar basada en hechos concretos, detrás de la trama “hay un entorno real tremendamente excitante y emocionante” que se plasma en las historias de tres mujeres de diferentes edades y posición socioeconómica cuyas vidas se entrecruzan mientras se ven a atrapadas en una espesa atmósfera de drogas, corrupción policial, malos tratos y asesinatos, sucesos que “hay que empezar a contarlos, pero sin juzgarlos”, observa García Ríos. “Aquella época se ha trabajado muy poco. Parece como si hubiera habido un pacto para no ahondar y dar así la impresión de que todo fue perfecto y modélico. Pero es un momento de ruptura y de cambio. Hemos pasado de 40 años de franquismo a 40 años de democracia. Se puede revisar la historia”, añade. Demokracia, una palabra deliberadamente mal escrita, se presenta como una metáfora con claras referencias al madrileño barrio de Vallecas y a la eclosión de la heroína, cuya irrupción en las calles arrasó a toda una generación de jóvenes y a sus familias y propició un clima de alarma social y desconcierto.
Este recorrido por los primeros años de la Transición se apoya en vivencias personales y en el “maremágnum histórico y social” en el que se han sumergido sus autores. “Yo soy preconstitucional, de 1977″, explica Martín Antoranz, “pero esta historia, que emerge de Pedro, me cautivó y emprendimos un intenso trabajo de documentación. Es una etapa excitante y emocionante para un guionista. Pretendemos trasladarla a la gente que la vivió y que reconocerá muchos elementos y también aspiramos a que quienes no la vivieron puedan descubrirla”.
Pioneras
En esa España de 1979, la sombra del franquismo y la involución permean muchos sectores de la sociedad. Entre ellos, la policía. Es ahí donde la serie pone el foco: en una comisaría de un barrio humilde de Madrid, donde los encargados de la ley y el orden mantienen técnicas violentas de interrogatorio, manejan las calles a su antojo, usan su poder para acallar la disensión y, a través de una red corrupta, se lucran con el tráfico de heroína.
La trama gira en torno a tres mujeres de generaciones diferentes y de distintos estamentos sociales y económicos obligadas a vivir una nueva realidad. A finales de los años setenta acceden a la Policía Nacional las primeras mujeres. “Son niñas que recalan en comisarías de barrio y se enfrentan a un mundo nuevo, difícil y complicado. Todo es ficción, pero todo descansa en situaciones reales”, apunta García Ríos. “No queremos hacer una serie política. La Transición tiene sus defectos: en dos años se pasa del franquismo a la democracia pero las instituciones del Estado siguen siendo las mismas. Hay una voluntad de pacto, pero no fue un camino perfecto. Nuestro propósito es no hacer juicios de valor, sino mostrar ciertas fallas”.
Ambos admiten que los periodos con luces y sombras son especialmente seductores para un guionista. Y recalcan que la serie no se posiciona. “Contamos una historia que habla de emociones: de la ruptura de los techos de cristal de las mujeres, de los tabúes que persisten en aquellos años. Queremos dar a conocer una época desde un prisma emocionante, interesante y que genere curiosidad”, sostiene Martín Antoranz. “Nuestra labor como guionistas es armar historias lo más verosímiles posible y lo más pegadas a la realidad tratando de contar la verdad pura y, como creadores de contenidos, que sean narrativamente interesantes”.
El personaje central es una joven mujer que ingresa en la Policía Nacional y su peripecia sirve para recordar las dificultades con las que se toparon las primeras mujeres para entrar a formar parte de la institución armada y abrirse paso en un trabajo dominado tradicionalmente por los hombres. Los autores de la serie recuerdan que el año pasado se contabilizaban más de 9.500 mujeres desempeñando diferentes cargos en esa institución. Pero en 1979 solo había 42.
Demokracia llegó a las manos de la televisión pública hace tres años a través Conecta Ficción. Fue el proyecto elegido en 2020 para el contrato de desarrollo que otorga la televisión pública. La semana pasada, el consejo de administración aprobó el rodaje de seis capítulos de una hora de duración cada uno a cargo de la productora Mediacrest (responsable también del concurso El cazador). Este fue uno de los proyectos presentados por la Fundación SGAE procedentes de su laboratorio de creación de series de televisión.
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