_
_
_
_
COLUMNA
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

El legado contrarreformista y barroco de Paolo Vasile

La Mediaset del italiano ha moldeado España como los cristos ensangrentados marcaron el siglo XVII

Paolo Vasile, consejero delegado de Mediaset España, en 2011.
Paolo Vasile, consejero delegado de Mediaset España, en 2011.CLAUDIO ÁLVA
Sergio del Molino

Orson Welles le contó a su amigo Henry Jaglom que eso de que el director sea el autor de la película es un invento moderno. En principio, la autoría debería recaer en el productor, y así fue en la época de los titanes, de los Selznick, los Warner o los Mayer. Desde que el cine se hizo arte, la figura del productor se redujo a un tópico de tirano que racanea los presupuestos y castra la libertad del director.

Como la televisión nunca devino arte y la telefilia jamás ha alcanzado el caché cultural de la cinefilia, los productores de la tele (es decir, los ejecutivos, los mandamases, los que diseñan las cadenas) han conservado cierto carácter creativo. Así, en la hora de la retirada, Paolo Vasile tiene el privilegio de ser recordado como una fuerza que ha cambiado el paisaje cultural español. Sus detractores y sus defensores coinciden en reconocer que ha marcado una época: un análisis de la España de comienzos del siglo XXI que no lo aprecie quedará muy cojo. La Mediaset de Vasile ha moldeado el país como los cristos ensangrentados del Barroco marcaron el siglo XVII, con un santoral de antisantos kitsch que ha inspirado devociones tan poderosas y populares como las de cualquier Virgen. Sobre la peana de Telecinco y con los sermones y saetas de Jorge Javier, antisanta Belén Esteban, antisanta Rociíto o antisan Kiko Matamoros maldicen a España (no pueden bendecirla, al ser antisantos) en un carnaval que a veces pintamos como un duelo a garrotazos, y otras, como un tapiz goyesco de majos que se han pasado un poco con el vino y no se preocupan de que se les vean las enaguas. Podremos lamentar o celebrar el legado creativo de Vasile, pero no podemos negar que ha echado raíces en esta tierra contrarreformista y politeísta.

Puedes seguir EL PAÍS TELEVISIÓN en Twitter o apuntarte aquí para recibir nuestra newsletter semanal.


Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Sergio del Molino
Es autor de los ensayos La España vacía y Contra la España vacía. Ha ganado los premios Ojo Crítico y Tigre Juan por La hora violeta (2013) y el Espasa por Lugares fuera de sitio (2018). Entre sus novelas destacan Un tal González (2022), La piel (2020) o Lo que a nadie le importa (2014). Su último libro es Los alemanes (Premio Alfaguara 2024).

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_