Cuando anuncias tu ruptura con una cuenta atrás en Instagram

El cine sonoro mató a la estrella muda, el vídeo mató a la estrella de la radio y, de la misma forma, Instagram está matando a la estrella del corazón. No hace falta que nos vayamos a El cantor de jazz, ni a la inauguración de la MTV con el víde musical de la canción de The Buggles. Para comprender lo que está pasando ahora, basta con viajar al pasado 25 de septiembre, cuando se demostró que, por hacer honor al programa de televisión española, todo es posible en domingo.

Íñigo Onieva, dos días antes prometido de Tamara Falcó, pidió disculpas en sus stories de Instagram por su cariñitos con otra en el festival Burning man. Mientras nos estábamos recuperando de su laísmo —”me duele enormemente haberla hecho daño”— e imaginando, por su petición de respeto a su intimidad, que, como en La isla de las tentaciones, habría más imágenes para Tamara, llegó el sorprendente anuncio de la separación de Risto Mejide y Laura Escanes. El pasmo no lo causó que se les rompiera el amor, sino la gestión del asunto. El presentador lo cebó con una cuenta atrás en sus stories que finalizó con una explosión de confeti y después colocó un emoji de sí mismo triste encima de una foto de ambos.

¿Qué hueco le queda a la prensa del corazón, escrita y en televisión, frente a un medio que permite que cada cual comunique lo que quiera en cualquier momento y sin intermediarios? Saber contarlo, como demostró Socialité (Telecinco) con un vídeo en el que transformaron Tití me preguntó, de Bad bunny, en Tami me preguntó. Protagonizar tu vida no te convierte necesariamente en su mejor narrador. Por citar a una experta en vivir y contar, “si una persona no puede tener un teléfono, que le quiten el teléfono”.

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