En la despensa de ‘MasterChef’: así se graba una final del formato que cumple una década en España
Asistimos al estudio donde se decide la victoria de la décima edición del programa. Su creador, el británico Franc Roddam; su productora ejecutiva, Macarena Rey; y su padrino, el chef Ferran Adrià, explican los secretos de su éxito.
El ajetreo que se vive en MasterChef no ocurre solo en sus cocinas. Durante el duelo final de su décima edición, grabada a lo largo de toda una mañana del mes de abril y que emite La 1 este lunes 18 de julio, una parte del equipo de la productora Shine Iberia ya está pensando en el futuro de un formato que parece no tener fin. Pepe Rodríguez, uno de los miembros del jurado, recibe en la puerta de su camerino consultas e indicaciones sobre algunas de sus próximas publicaciones en redes sociales, en uno de los momentos en los que no tiene que aparecer en cámara. Otros trabajadores avanzan detalles sobre decorados y grafismos, porque los famosos de la versión celebrity están a punto de ocupar ese mismo espacio en los días venideros.
Mientras todo eso ocurre, el olor a comida procedente de la zona central de uno de los estudios en los que suele grabarse el programa, situado en Fuente el Saz de Jarama, a 45 kilómetros de Madrid. Esta sesión de trabajo es algo especial, a ser la que cierra la primera década de éxito de MasterChef en España. Por eso acude a ella el británico Franc Roddam (Norton, Reino Unido, 76 años) director de cine y creador del concurso culinario.
El talent gastronómico ha dado pie a unas 130 versiones producidas en más de 60 países y emitidas en muchos más desde que se estrenara en Reino Unido en 1990. Además de la versión con participantes anónimos y con rostros conocidos, las hay con niños, con abuelos, con cocineros profesionales, all stars —reuniendo a competidores de varias ediciones distintas— y ya se prepara en Reino Unido un nuevo giro con adolescentes para esta temporada.
Cuatro aspirantes han llegado a la final de MasterChef 10, María Lo, David, Verónica y Adrián. Pero solo dos de ellos se enfrentan al reto definitivo. Además de Roddam, aparece en este cierre de temporada Ferran Adrià. En esta ocasión, cocinarán siguiendo el ritmo y las órdenes de Carlos Maldonado, ganador de MasterChef 3. Tras la la elección de uno de ellos como finalista, los tres restantes cocinarán en un santuario de la gastronomía: El Celler de Can Roca, con un menú especial elaborado por los hermanos Joan, Pitu y Jordi Roca. En el último reto, los duelistas crearán un menú completo, compuesto de un entrante, un plato principal y un postre evaluado por el jurado habitual junto con Ferran Adrià.
“Cuando vi la versión española por primera vez me quedé impresionado con lo mucho que dura. Quizá es un factor cultural, y tiene que ver en la relación que tenéis con la comida a la hora de la cena. También me sorprendió el gran sentido del humor que hay en él, a pesar de los nervios que se pasan”, comenta Roddam desde su camerino madrileño.
Criado en una zona industrial de clase obrera, heredó de su padre —un exmonje que sabía literalmente latín— el gusto por la buena gastronomía. Su afición se potenció en los numerosos viajes que hizo por el mundo desde que cumplió los 15 años. “A los 18 me puse a practicar en la cocina y mi madre, que hasta ese momento era la única que entraba ahí, no entendía nada”, Roddam, director de la película de culto Quadrophenia (1979) que no logró que la industria del cine diera un hueco a su visión autoral. Menos de una década después de que Hollywood le cerrara sus puertas, logró abrir las de BBC, donde terminó proponiendo una idea de competición culinaria, inventando un género, el talent show, luego muchas veces replicado en televisión. “En la BBC son muy precisos y necesitamos dos años enteros, ultimando detalles, hasta que nos dieron el sí definitivo. En esa primera edición, juntamos a un obispo y a un conductor de taxi en una cocina, en un país con una sociedad muy clasista y una cultura gastronómica poco desarrollada. Tuvimos que trabajar muy duro al principio, pero mira los años que está durando”, dice satisfecho.
Una vez conquistado su país, decidió a partir de 2009 que el siguiente reto era internacionalizar su idea. “Sabía que para ello necesitaba a la compañía adecuada. Y esa socia era Elisabeth Murdoch [gurú de los medios de comunicación como su padre, Rupert Murdoch]. Tenía claro que si ella lograba colocarlo en Estados Unidos y Australia, vendrían muchos otros países después. Con ella, el programa se disparó en presupuesto y ambiciones”, explica. Roddam admite que su debilidad es la versión infantil del concurso. “Hay muchos niños que cocinan mejor que los concursantes adultos de la versión estadounidense”, comenta a modo de chascarrillo.
“En España también costó mucho trabajar adaptar MasterChef”, admite Macarena Rey (Madrid, 53 años), productora ejecutiva de Shine Iberia y responsable del espacio desde su estreno en abril de 2013. “Que triunfara fue una mezcla de suerte y de novedad. Comenzamos en un día en que el hábito de consumo de La 1 no era bueno y arrancamos con un episodio espectacular, rodado en el patio del Palacio Real, con tanques militares en exteriores. Nuestra versión está planteada desde siempre como una película, con inicio, nudo y desenlace. Estábamos convencidos de que íbamos a arrasar y, de repente, hicimos un 10 o un 11%, que era un desastre”. Ese día, fue superado por el talk show de Telecinco Hay una cosa que te quiero decir, la serie de ficción española Luna, el misterio de Calenda (Antena 3) e incluso por Cuatro, con un formato poco competitivo en la televisión española en abierto como son las series extranjeras, con Homeland. “Eso nos enseñó lo importante que es el poder de convocatoria en la programación televisiva. Cuanto Televisión Española tuvo la magnífica idea de cambiarnos de día y colocarnos tras un partido de la Champions, todo cambio. Tuvimos la oportunidad de que la gente nos viera y, de ahí, nos fuimos al cielo”, comenta Rey.
El jurado, un factor que en otros programas cambia continuamente, sigue siendo el mismo desde su primera emisión. Tan bien funciona el trío formado por Samantha Vallejo-Nágera, Jordi Cruz y Pepe Rodríguez que incluso tomó las riendas desde la séptima temporada, cuando su presentadora Eva González se marchó para fichar por La voz. “Son personalidades muy diferentes, incluso sus cocinas y sus negocios son muy diferentes, pero tienen química y mucho que aportar a un talent. No solo al espectador, también a los concursantes. No todos los que entran quieren ser cocineros. Y ellos son como tres profesores de tres asignaturas diferentes”, resume la productora. “Y luego viene el casting, que diría que es hasta el 60% del formato. Buscamos que cada temporada cambie. Este año hemos buscado perfiles inéditos y más joven, para retener a este perfil de espectador en la televisión generalista”, comenta.
Ferran Adrià (L’Hospitalet de Llobregat, Barcelona, 60 años), que vuelve a ser padrino en esta final de MasterChef, admite en el estudio de grabación que ve la herencia de El Bulli en las competiciones del programa y recuerda que, cuando el programa llegó a la televisión, la alta cocina gozaba de mucha popularidad en el país y del interés de buena parte de la gente. “Él ha sido la persona que ha metido ese gusanillo a los espectadores. Es el Rafa Nadal de la cocina. Nosotros hemos democratizado eso que él había puesto de moda. Y hemos hecho de unos profesionales de bajo perfil, siempre encerrados en sus cocinas, las estrellas de la tele del siglo XXI. Los hermanos Roca nos dicen que ahora los paran por la calle”, dice Macarena Rey.
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