Vomitar de risa con Buenafuente
‘Late Motiv’ se despide con la intervención de Pedro Sánchez, la participación de Joana, la hija del presentador y Silvia Abril, y la presencia de Serrat
En uno de los programas de Late Motiv del año pasado, el maestro Joao le leyó el futuro a Andreu Buenafuente, aunque en lugar de en la mano, en el culo. Frente a su público, con los pantalones por los tobillos y su invitado a la espalda, Buenafuente se bajó la trasera de los calzoncillos para que el adivino procediera y el maestro Joao sentenció: “Tienes dos marquitas de cosas nuevas que te llegan. Una que estaba propuesta desde hace un tiempo y se quedó paralizada, pero que viene ahora y que viene con fuerza”. Después le adivinó que se comía mucho el coco, una predicción para la que no hacía falta mirar ese culo, sino otro.
El documental El culo del mundo, un análisis de las neurosis y los miedos de Buenafuente, que son los de la mayoría de los cómicos, parte de un correo electrónico que el presentador recibió de un seguidor de su trabajo que decía vivir en el ídem. En la cinta, Concha Velasco reconocía sin miramientos algo que ha vuelto a contar este año en Lazos de sangre: que después de una muy mala racha personal tras su divorcio de Paco Marsó, había intentado suicidarse en la habitación de un hotel, pero cuando cambió de canal y vio a Buenafuente, la risa la llevó a vomitar todo lo que se había tragado. Puede parecer presuntuoso contarlo uno mismo, pero cómo no hacerlo, qué galones.
Esta semana Late Motiv ha hecho una despedida de boda gitana, y eso que la mitad de los planes se les han quedado colgados de ómicron. Han pasado por el plató tres tesoros nacionales: Miguel Rellán, Pedro Almodóvar y Joan Manuel Serrat. A Almodóvar hasta consiguió sacarle las ganas de volver a hacer reír fabulando un hipotético trabajo conjunto —“tú me arrastrarías a la comedia de nuevo, ahora que me he metido en un túnel lleno de dramas”—. También se han despedido de él delante de las cámaras muchos de sus cómicos habituales: Berto, Raúl Cimas, Victoria Martín, Laura Márquez, Pere Aznar, Coronas, Carlo Padial y Raúl Díaz. Entre los no habituales, Pedro Sánchez, que quiso entrar en videollamada a agradecerle su trabajo. Buenafuente podría haberle preguntado lo que Paca Carmona a Lauren Postigo: “¿Tú has venido a hundirme o sacarme a relucir?”, pero se quedó con un correcto “nosotros tenemos un programa que hacer y usted un programa que cumplir”.
Ese programa que hacer trajo a una invitada sorpresa, Joana Buenafuente, la hija del presentador y de Silvia Abril, que emuló a su madre haciendo de niña de Shrek. La niña de la niña de Shrek le pidió a su padre que se esforzara en hacer humor inteligente. Buenafuente lleva 30 años haciendo humor a ratos inteligente y a ratos tonto, que a menudo es el más divertido. Y humor negro, tanto como el futuro de los late night en una parrilla tan desacompasada como la española, en la que hasta hoy han convivido un late a las once de la noche y programas de prime time que acaban a las dos de la mañana. Resulta paradójico que formatos que ganan en su emisión lineal como los realities y los late estén encontrando su sitio en plataformas que no la tienen.
En cualquier caso, si algo ha demostrado Buenafuente en sus más de tres décadas de tele a cuestas es que sabe adaptarse a los cambios. Ha pasado por TV3 cuando TV3 era una cadena autonómica de referencia —lo fue gracias en gran medida a El Terrat de Plats Bruts y de Una altra cosa—, por Antena 3 y por La Sexta. Adónde irá ahora es un misterio que habrá que preguntarle al maestro Joao, porque quedarse en casa no es lo suyo. Si no lo hace por él, puede hacerlo por Concha Velasco. O por todo su equipo.
Pero ya lo pensará mañana. Cuando Dios cierra una puerta, antes de buscar el ventanuco, no está mal enseñarle el culo.
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