_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Series pequeñas, pisos grandes

La verosimilitud de la ficción es un pacto entre dos, así que si vas a deformar una realidad que tu público conoce, tienes que entretenerlo lo suficiente como para que no le importe

Una imagen del rodaje de la serie 'Todo lo otro'.
Paloma Rando

Una de las paradojas del diseño de producción televisivo es que rodar lo barato puede ser más caro que rodar lo caro. Las casas pequeñas dan poco margen a la variedad de tiros de cámara y los decorados que las reproducen complican los rodajes. Este es uno de los argumentos que se utiliza para disculpar que algunas series no sean fieles inmobiliariamente a la realidad que pretenden contar. “Era una de las cosas que más miedo me daba”, ha comentado Abril Zamora en un making of de su serie Todo lo otro, estrenada la semana pasada en HBO Max. “Son gente que tiene unos trabajos un poco basura y de pronto tienen una casa enorme… pero para poder grabar siempre es guay tener un espacio grandecito. Lo justificamos diciendo que es un piso de renta antigua”.

Otras series ni se molestan en excusarse porque les da igual o porque no creen que a sus espectadores les vaya a incordiar. Total, la suspensión de la incredulidad también vale para esto, y si alguien dejó de ver Sexo en Nueva York, Seinfeld o —yo qué sé— Al salir de clase porque sus protagonistas viven en casas que no podrían pagar, él se lo perdió. A este carro se suben casi todas nuestras series de plataformas que pretenden contar vidas de menores de 40 en ciudades grandes. Tiene gracia que la más realista haya sido la única de ciencia ficción, El vecino, en la que los superpoderes de su protagonista no le dan para dejar de vivir lejos del centro en un piso pequeño decorado como si lo acabase de heredar de sus abuelos. La verosimilitud de la ficción es un pacto entre dos, así que si vas a deformar una realidad que tu público conoce, tienes que entretenerlo lo suficiente como para que no le importe.

Puedes seguir EL PAÍS TELEVISIÓN en Twitter o apuntarte aquí para recibir nuestra newsletter semanal.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Paloma Rando
Redactora, columnista y guionista de televisión. Empezó a trabajar en el medio en 2006, en el departamento de vestuario de diferentes series, y dio el salto a guion en 2012. Su último trabajo emitido es 'Señoras del (h)AMPA'. Ha desarrollado series para Alea Media, Shine Iberia, Secuoya, Zeta studios y Suma content, entre otras productoras.

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_