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Columna
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‘Condena’, una sobria y excelente serie

La miniserie británica de Movistar +, una de las mejores del año, habla de las miserias y grandezas del ser humano

Sean Bean, en una escena de la serie televisiva 'Condena', emitida por Movistar Plus. En vídeo, el tráiler.
Ángel S. Harguindey

En estos tiempos en los que las series de televisión tienden a tramas complejas y realización aún más compleja, cuando se contempla una serie en la que la sencillez es el rasgo distintivo, solo queda felicitar a sus responsables. En el caso de Condena (Movistar Plus), al creador, Jimmy McGovern, y a su director, Lewis Arnold. Y si la sencillez formal, el alejamiento de planos enrevesados o trucos facilones de guionistas no fueran suficiente para alabar esta serie, añádanle que tiene tres capítulos, una duración suficiente para contar bien una historia sin necesidad de alargar situaciones que no siempre están justificadas. Se trata, sin duda, de una de las mejores miniseries del año a la que hay que añadir dos sobrias y excelentes interpretaciones de dos actores que ya son clásicos en la televisión: Sean Bean y Stephen Graham, que ya habían dejado su excelente huella en series como Juego de tronos y Line of Duty, respectivamente.

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Sean Bean (al fondo) y Stephen Graham en la miniserie 'Condena'.
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La trama se desarrolla casi íntegramente en la imaginaria prisión de Craigmore, en Liverpool. Tiene todos los ingredientes de las historias carcelarias: violencia, bandos, funcionarios más o menos inflexibles... un micromundo en el que las virtudes y defectos del ser humano se multiplican exponencialmente. Nuestros dos protagonistas representan dos personalidades características de la sociedad: alguien que comete un delito y quien debe preservar el reglamento de la prisión. El delincuente y el funcionario, dos submundos interrelacionados e interdependientes. La gran virtud de Condena es que sin prescindir de ninguno de los personajes y situaciones habituales en estos escenarios su mirada, la descripción de quienes la protagonizan, va más allá del elemental maniqueísmo: no se trata de una confortable historia de buenos y malos. Se habla de las miserias y grandezas del ser humano.

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