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La serie documental sobre Rocío Carrasco arrasa con 3,7 millones de espectadores y un 33,2% de cuota de pantalla

El estreno de ‘Rocío: Contar la verdad para seguir viva’ otorga a Telecinco un espectacular 20,8% durante todo el domingo

Rocío Carrasco, en un instante de 'Rocio: Contar la verdad para seguir viva'.
Rocío Carrasco, en un instante de 'Rocio: Contar la verdad para seguir viva'.Mediaset
Tom C. Avendaño

Era, de lejos, el estreno más esperado en lo que va de año. Su llegada empezó a notarse a lo largo del domingo, cuando los programas previos de Telecinco empezaron a subir en audiencia, incluso a marcar máximos anuales. Y cuando llegó Rocío: Contar la verdad para seguir viva, a las 22.00 horas, se convirtió en la bomba que prometía: 3,7 millones de espectadores siguieron el programa, en el que Rocío Carrasco describía años de abuso machista y mediático, sobre todo a manos de Antonio David Flores. En total, fue un 33,2% de cuota de pantalla. Hacer un 40% supone paralizar un país.

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Telecinco ha logrado con el programa no solo un éxito de audiencia que ha hundido a su competencia (Lo de Évole bajó a menos de la mitad de la semana pasada), sino un hito que cambia su fórmula habitual para que una víctima de malos tratos los pueda describir en horario de máxima audiencia. Muchos de los ejemplos que narró la hija de Rocío Jurado son tipos clásicos de machismo (”Recuerdo agresiones verbales de ‘inútil, no sirves para nada, estás gorda’. Puede ser una tontería pero no es la palabra, es la forma”, dice Carrasco en un momento dado); luego está el síndrome de alienación parental: “Él ha conseguido lo que me dijo: ‘Te vas a cagar, Rociíto’. Me ha quitado a lo más importante de mi vida. Mis hijos. Me los ha quitado y ha hecho que me odien. Que es más cruel si cabe. Porque si alguien los mata tienes que vivir con esa pena toda la vida. Pero yo he tenido a mis hijos muertos en vida. He tenido que hacer como que no los tengo estando vivos”.

La reacción fuera del televisor ha sido tajante. Fue el tema predominante en redes sociales durante toda la noche del domingo, provocando incluso un hilo de la ministra de Igualdad Irene Montero, en el que analizaba la historia: “El testimonio de Rocío Carrasco es el de una víctima de violencia de género”, empezaba. “No existe un perfil de mujer maltratada, igual que no existe un perfil de maltratador. Tener o no dinero, estudios, una familia que te apoya... en todas las circunstancias se puede ser víctima de violencia de género”, recordaba. “Muchas veces los medios de comunicación se convierten, con o sin voluntad, en amplificadores de los discursos que cuestionan a las mujeres, que las ridiculizan o revictimizan”.

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Sobre la firma

Tom C. Avendaño
Subdirector de la revista ICON. Publica en EL PAÍS desde 2010, cuando escribió, además de en el diario, en EL PAÍS SEMANAL o El Viajero, antes de formar parte del equipo fundador de ICON. Trabajó tres años en la redacción de EL PAÍS Brasil y, al volver a España, se incorporó a la sección de Cultura como responsable del área de Televisión.

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