‘Santo’: así será la mayor aventura de la televisión española en Brasil
Un ‘thriller’ de Netflix, que empieza a rodarse ahora, promete convertirse en la producción televisiva con mayor presencia brasileña jamás hecho en España
Un policía federal de Brasil y otro nacional de España, cada uno en momentos opuestos de sus vidas, acaban enzarzados en la búsqueda del mismo narcotraficante, un diabólico personaje al que llaman Santo, pero que nadie nunca ha visto. Es el argumento de Santo, la nueva gran apuesta de Netflix en España, que será, a la vez, el mayor encuentro en ficción televisiva de España y Brasil. Su creador, Carlos López (El Príncipe, La embajada), y sus protagonistas, Raúl Arévalo (Antidisturbios, Dolor y gloria, Los girasoles ciegos) y Bruno Gagliasso (Dupla Identidade, Joia Rara), empezarán a rodarla en las próximas semanas, con la idea de acabar la primera temporada antes del fin del año.
La producción es 100% española y corre a cargo de la plataforma y Nostromo Pictures. La fuerte presencia brasileña, algo inusual en la televisión de ambos países, es resultado del deseo por parte de Netflix de fusionar al máximo sus mercados más compatibles. “Teníamos interés en hacer un policíaco en las dos orillas”, explica Verónica Fernández, directora de contenidos originales de Netflix España. “Toda la historia es de Carlos, nosotros solo potenciamos que las cosas sucedan donde tengan que suceder. Así que es una producción española, pero hay actores brasileños, guionistas brasileños y directores brasileños, un thriller que te da esta cosa extraña de mezclar el narcotráfico con todo lo que tiene que ver con la superstición y la religión, que es lo que nos va a traer ese mundo de Brasil”.
“Gracias a que ahora trabajamos para audiencias de todo el mundo, el que la historia tuviera partida en España y Brasil era muy tentador”, promete Carlos López. “Son culturas tan cercanas, sobre todo en un plano espiritual, donde la culpa es importante, pero tan diferentes que podría dar lugar a algo. El país no es un adorno, es uno de los pilares de la serie”.
Los guiones están terminados y la preproducción ya casi despejada. El rodaje de la parte brasileña tendrá lugar en Salvador de Bahía. El director brasileño Vicente Amorim se unirá a Gonzalo López Gallego y el guionista Gustavo Lipsztein a Carlos López para estas escenas, que se concentran sobre todo al principio de la temporada. “Cuando empecé a leer la serie, me preocupaba si el guion huiría o no de los estereotipos brasileños, pero se aleja totalmente de ellos. Es una serie realista y mi personaje no es nada caricaturesco”, promete Bruno Gagliasso. “Cualquier serie que retrate el día a día de un país acaba reflejando su cultura de alguna manera, y en esta serie se refleja la brasileña, tanto como la española, aunque el foco no es ese, sino la persecución y la vida de estos dos policías. En mi caso, hago de Cardona, un policía federal que ve cómo ese narcotraficante le arruina la vida y va detrás de él de todas las maneras posibles, hasta huir del país para seguirle la pista. Así es como acaba en Madrid”. Con ellos irá el equipo hispanobrasileño.
Raúl Arévalo, que ya trabajó con López en La embajada, destaca que en los guiones ya se percibe una cierta atmósfera (Gagliasso la llama “de intensidad”) que eleva la historia más allá de los puntos de giro. Sobre la presencia de Brasil, promete: “Intentamos alejarnos de películas que son increíbles, pero que es toda la imagen que tenemos aquí de Brasil, como Ciudad de Dios, Tropa de élite… Cine realista, cámara al hombro… Esto va a otra cosa. Lees ‘Policías conexión Brasil-España’ y parece que va a ser La isla mínima [thriller situado en el sur profundo de Andalucía] y Ciudad de Dios. No lo es”.
Esa atmósfera ayuda a subrayar el componente más espiritual de la historia. “Santos comete muchas atrocidades para sembrar el miedo y dejar un rastro de terror”, reflexiona López. “Esa mezcla de esas dos cosas, perseguir obsesivamente a alguien que encarna al mal y que no tiene rostro, resulta en que ya no saben muy bien a quién están persiguiendo, si a un criminal o a todo el mal que ellos llevan dentro. Sienten que el mal que han hecho en esta vida tampoco tiene rostro, lo que me sirve para hacer una reflexión sobre las cosas que no vemos, lo que creo que forma parte del lenguaje de la televisión y el audiovisual”.
El rodaje que empieza ahora debería extenderse por muchos años, asegura Fernández. “No es una miniserie. Pretendemos que tenga recorrido y que el universo de Brasil crezca. La historia es lo suficientemente grande como para que tenga futuro”.
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